lunes, 2 de agosto de 2010

La Sociedad Cultural y Deportiva Bañezana

José Cruz Cabo
Mis primeros contactos con el fútbol local, fueron a través de la Sociedad Cultural y Deportiva Bañezana, que aunque cuando se fundó en el año 1933, era solo cultural, fue la que inició los trámites con el ayuntamiento y los propietarios de esas fincas, donde hoy está el Estadio de La Llanera. Era presidente César Seoánez Pérez y en todo ello tuvo mucha participación el entonces secretario del municipio, José Marcos de Segovia.
Fue un campo que se construyó por los mismos bañezanos, que los domingos y los días de fiesta iban a trabajar gratis, para hacerlo. En el verano de 1935 se estrenó con un encuentro entre dos equipos que se llamaron “La Piqueta” y “La Paleta”, todos ellos habían conseguido levantar las paredes y cerrar el hoy estadio. Con el inicio de la guerra civil, todo quedó en suspenso y en el año 1942, el entonces presidente, José Olegario Fernández, pidió al alcalde, Agustín Hoyos, que siguieran las obras de dicho campo y en el año 1944, con Bernardo Bécares de presidente, comenzó la Sociedad Deportiva Bañezana a jugar partidos oficiales. El primer equipo que yo recuerdo ver jugar en La Llanera, estaba compuesto por Atanasio Benavides (Sines); José Delgado (Gaucho), Antonio Alvarez (Cebolla); Cubero, Julio y Antonio G. Dúviz; Juanín Nadal, Agustín Quiñones, Emilio (Seta), Llamas y Gerardo Palazuelo. Otras veces jugaba Lorenzo Santos (Chorras) en el puesto de Gerardo. Con el tiempo los jugadores fueron cambiando, pero este primer equipo lo tengo todavía grabado en el recuerdo.
Una anécdota que no se me ha olvidado, es que uno de los años, Sines fichó por el Astorga y en el último partido de liga de esa temporada, que jugaron en La Llanera los eternos rivales, ya eran rivales Astorga y La Bañeza en el fútbol; en dicho encuentro estaba ganando Astorga por 2-0, y Sines estuvo todo el partido incordiando a Seta, que era nuestro delantero centro, y un gran rematador de cabeza, “Te pagó a duro el gol”. Un duro era mucho dinero, y Emilio se volvió loco disparando a puerta, tanto de pie como de cabeza, pero Sines se lo paraba todo. Cuando faltaban dos minutos para finalizar el encuentro, le llega un balón centrado por Juanín a Seta, quien salta de cabeza y le cambia el balón para el palo contrario y Sines no puede detenerlo. Sale Sines corriendo, se abraza a Seta y le dice “Emilio te debo un duro, pídemeló a la noche”.
Todos ellos eran jugadores por afición, lo que pasa es que Sines era muy bueno y todos los equipos de la provincia lo querían, pero su forma especial de ser, le privó de llegar muy lejos en el fútbol. Cuando marcaba un gol La Bañeza, Sines salía de la portería y se abrazaba a Gaucho para celebrarlo. Pocos años después, se comenzaron a jugar partidos amistosos con motivo del 18 de Julio y en el día de la Asunción, en los que venían a reforzar a nuestro club, jugadores importantes de primera y segunda división. Los que más veces reforzaron al equipo, fueron los hermanos leoneses Rodríguez, César y Calo, ambos jugadores del Barcelona y César ya, además, internacional. También su hermano Severino de la Cultural, Goyín del Oviedo y otros varios. Pero recuerdo un partido de la primera fecha en que se jugó contra la Cultural y Juanín o Juan Nadal y Gerardo, que eran los extremos del equipo bañezano, pegaron muchas galopadas en ese partido, con la velocidad que los caracterizaba y César, de cabeza, marcó cinco tantos con esos centros, y ganó La Bañeza por 5-1. Pasados unos años, La Sociedad Deportiva Bañezana desapareció y se intentó formar el “Atlético Bañézano”, pero tampoco cuajó, hasta que en el año 55 se formó “La Bañeza Fútbol Club” que ha llegado hasta nuestros días y cuyo primer presidente fue José Tardío, y después Luis Carnicero. Luego siguieron otros hasta la fecha, pero eso es otra historia. En aquellos años se trabajaba duro durante la semana y los entrenamientos se hacían cuando se podía, y pocas veces se reunían todos los jugadores, pero cuando llegaba el domingo, allí estaban todos dispuestos a jugar el partido o a viajar fuera, aunque lo más lejos que se viajaba entonces era a Ponferrada, a León o a Benavente. Las carreteras eran pésimas, los coches no podían correr mucho, y a lo mejor a León, sin paradas, se duraba cerca de cinco horas. En fin es un recuerdo nostálgico del primer equipo que yo animé y disfruté siendo un adolescente, y en los inicios de la juventud, y quizá por ello lo sigo teniendo, ahora de viejo, en la memoria, y no quiero que se pierda en el olvido, porque nos hizo muy felices, en aquellos difíciles años del hambre y el racionamiento.

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