jueves, 16 de diciembre de 2010

D. Julio Tagarro González

osé Cruz Cabo.- Yo conocí mas a fondo a Don Julio Tagarro, como se le conoció en la ciudad, en el año 1946, con motivo de un pequeño accidente que tuve, al poco de entrar en la imprenta de mi tío Rafael Cabo Valenciano, llamada Gráficas Rafael, recién inaugurada en la Plaza Mayor. Me fui a su consulta, porque me había reventado un engrane, de una máquina de imprimir, la yema de un dedo.
Don Julio que tenía un carácter muy bromista y de una simpatía innata, me vio el dedo y me dice: “Ay Pepe, vamos a tener que cortar la falange”, con el doble sentido del dedo y de lo que se vivía entonces en España. La cosa terminó solo con el cambio de uña, y me dice, cuando me dio el alta: “Menos mal que no tuvimos que acabar con la falange”.
Tres años más tarde, fui un lunes a su consulta porque me dolía el pecho y me auscultó de arriba abajo y me dice muy serio. “Mira Pepe, te voy a dar un consejo, porque de momento no necesitas medicarte, o dejas el fútbol o coges la tuberculosis. Si tuvieras mucho para comer, no hubieras tenido que venir a mí y podías seguir con el fútbol, pero como se que después de un partido, no tienes un buen bocadillo de jamón, te recomiendo que dejes el fútbol” y ante el miedo de coger la tuberculosis dejé el fútbol.
Don Julio era un gran aficionado a dos cosas sobre todas, el ajedrez y la lectura, pero sobre todo las obras de Jardiel Poncela. Era especialista en pediatría, pero que como todos los médicos de entonces, tenían que curar de todo, cuando la enfermedad no venía mal dada. En ajedrez fueron durante unos años muy famosas sus partidas con Angel Nistal y alguno más de los aficionados de entonces. Como lector, sus obras preferidas eran las de Jardiel Poncela, pero leía todo lo que era literatura cómica o de risa. A el cuando cogía un libro, le gustaba desconectar de los problemas de su profesión, que no solían ser alegres. Fue también durante unos años censor de la prensa que se publicaba en nuestra ciudad y había que llevarle “El Adelanto y otros impresos a que los censurara, pero nunca tuvimos problemas con él. Solo una vez porque un colaborador forastero nos mandó un artículo y resultó que estaba copiado de uno de Jardiel Poncela y no le gustó, pero era muy difícil conocer toda la literatura que se publicaba entonces.
Fue colaborador durante un tiempo del semanario de nuestra ciudad y sus artículos tenían muchísima gracia, pues solo escribía en plan de broma y sacándole el lado cómico al artículo. Fue el precursor de la autovía, porque cuando se inauguró la Nacional VI, publicó un artículo diciendo que se llegaría a hacer la desviación de la desviación, ya que la nacional VI pasaba por el centro de la ciudad, hasta que se hizo ese primer desvío de carretera, que a su vez hoy se está convirtiendo en una gran avenida.
Después fueron bastantes años los que lo traté y pude intimar con él, fue el primer presidente de la Adoración Nocturna, y estuvo muchos años de presidente. Una de las elecciones, los jóvenes quisimos tomarle el pelo, porque siempre salía por unanimidad y nos pusimos de acuerdo para votar por Benito Carracedo, y salió Don Julio solo por dos votos. Tan mal le pareció al médico que tuvimos que ir otros dos jóvenes y yo, a su casa, para explicarle lo que habíamos hecho y pedirle perdón.
Durante varios años hasta su jubilación, fue el médico de mi familia, ya que era el doctor con el que estaba igualada mi abuela y después mis tíos, por lo que le traté mucho tiempo, pues también era un gran aficionado al fútbol y siempre que podía subía a La Llanera, a animar al equipo de su ciudad. Don Julio fue un hombre sencillo, simpático, amable, lleno de amor por su tierra, de la que nunca quiso separarse, aunque tuvo ofertas tentadoras para marcharse a otras zonas, profundamente religioso y nada interesado, ya que muchas veces trabajó por amor al arte, cuando la familia que lo requería no tenía para pagar la iguala. Después fue pediatra de la Seguridad Social.

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