lunes, 10 de diciembre de 2012

Javier Menéndez Llamazares, publica otro buen libro




José Cruz Cabo
Javier Menéndez Llamazares, ha publicado su segundo libro, titulado, “Todos los charcos”, que según tengo entendido se puede adquirir ya en Librería Arlequín, y desde luego para los bañezanos es interesante, porque menciona en sus relatos, varias veces a La Bañeza, pero también es interesante para cualquier lector, porque sus relatos están escritos con soltura, el libro se lee con mucho interés y hasta con simpatía, ya que en algunos de ellos las carcajadas salen sola al leer el correspondiente relato. Desde su primera Novela “El metodo Cué”, que fue un impacto por su gran calidad y su gran sentido del ritmo, que hace que el lector no solo no se canse de leerla, sino que está deseando seguir con el argumento para llegar al final de la misma. También en ella sale La Bañeza. En este segundo libro de pensamientos y de recuerdos, Javier sigue con su facilidad de escritura y de fuerza, para encandilar al lector y viajar de una reflexión a otra, porque en todas encuentra fuerza narrativa y elegancia literaria, que no aburren, sino que se lee con delectación siguiendo el hilo conductor de cada una de las narraciones.
No cabe duda que Javier Menéndez Llamazares, está detinado a ser uno de los grandes escritores españoles, porque tiene todos los ingredientes para serlo, solo hace falta que siga publicando con la misma elegancia, sencillez narrativa, e interés en sus argumentos, como hasta ahora, porque los autores van escalando calidad a medida que escriben y publican.
Cuando me lo diste te lo dije bien claro, si me gusta te hago una reseña, pero sino me gusta me callo. Pues ahora tengo que decir, que me gustó muchísimo, que no esperaba unas naraciones tan brillantes y unos temas tan actuales, que me hicieron leer el libro de cabo a rabo y siempre con el deseo de saber más, de conocer historias que me llegaron al corazón unas, y otras me hicieron reir con ganas. Sigo pensando que puedes llegar a ser uno de los grandes escritores del auténtico castellano. Sigue escribiendo, contra más mejor.

jueves, 29 de noviembre de 2012

La visita oficial del Obispo Merida Pérez en su entrada en La Bañeza


José Cruz Cabo
Corría la primavera del año 1947, cuando fue nombrado por el Papa, Obispo de Astorga, el Doctor Mérida Pérez y a los pocos días de hacerse cargo de la diócesis, anunció a nuestro ayuntamiernto que iba a venir aquí, a realizar la primera visita oficial fuera de Astorga.
Naturalmente eso en plenos años cuarenta, era una noticia que movilizaba a toda la ciudad y por ello el ayuntamiento publicó un bando pidiendo a los bañezanos, que ese día acudieran a la Plaza Mayor, para darle la bienvenida al nuevo Obispo de Astorga, que además traía una gran aureola de persona sabia, culta y sencilla.
Naturalmente nuestra ciudad salió en bloque a recibir a este nuevo Obispo y, al principio de la calle de Astorga, fue recibido por las autoridades locales, y se subió a una calesa que estaba dispuesta para ello, junto al alcalde accidental, ya que Don Inocencio Santos, que era el alcalde, no estaba en la ciudad, y continuó su camino hacia la Plaza Mayor y la iglesia de Santa María. Como es lógico, el ayuntamiento pidió a la Banda de Música de la ciudad, que tenía que acompañar al obispo y nuestra banda, de la que yo formaba parte como tercer trombón, dirigida por el gran músico bañezano, Claudio Toral González, se puso detrás de la calesa y comenzó a intepretar pasacalles hasta la puerta de la iglesia de Santa María, donde el Obispo Mérida Pérez, recibió el saludo del entonces párroco de El Salvador, D. Angel Riesco Carbajo, así como de los sacerdotes de entonces, Don José Víctor y Don Rogelio García, además de otros sacerdotes de la comarca bañezana. Al entrar en la iglesia se cantó un solemne Tedeum, agradeciendo a Dios el que tuviéramos un nuevo pastor en la diócesis, tan sabio, y tan ilustre, y después dio comienzo la misa pontifical, presidida por el Doctor Mérida Pérez, con el templo abarrotado de fieles. Después de dar la bendición apostólica, subió al ayuntamiento donde el alcalde accidental de entonces, Aurelio López, propietario del comercio “De Perico”, le dedicó unas palabras de bienvenida y le deseó una gratísima estancia en nuestra diócesis. Para Don Angel Riesco, esta visita le cambió su vida totalmente, pues unos meses más tarde de la misma, el Doctor Mérida Pérez, le nombraba Vicario General de la Diócesis, lo que le llevó después a ser consagrado Obispo Auxiliar de Oviedo primero, y después Obispo de Tudela.
Finalizada la visita, el obispo volvió en calesa hasta el final de la calle Astorga y allí subió en su coche, para volver a la capital de la Diócesis, entre la alegría de los bañezanos y los sones de la banda, que le acompañaron hasta el final. 
Nuestra banda municipal, fue dirigida en esa alegre jornada, como ya dijimos,  por el que fue gran músico bañezano, además de empresario zapatero, Claudio Toral González, que hizo de director varios años. Yo no sabía que existiera esta fotografía de dicho acto, hasta que la cofradía de Jesús Nazareno realizó una exposición de fotografías antiguas, en la que había una foto de aquel acto del año 1947, pero todavía fue mucho mayor mi asombro, porque entre los pocos músicos que salen en la misma, estoy yo, con dicesiete años, tocando el trombón en dicha visita. Fue una gran ilusión ver esa fotografía y pasado un tiempo, de aquella exposición en la capilla de Jesús, pude hacerme con ella, y ésta me hizo recordar uno de los acontecimientos importantes que ha vivido nuestra ciudad, porque el Doctor Mérida Pérez estuvo como Obispo de Astorga hasta 1954 y fue sustituido después por el famosísimo Obispo, Monseñor Marcelo González Martín, el mejor orador que he oido en mi vida. La visita de Mérida Pérez, tuvo una gran repercusión posterior para nuestra ciudad, ya que durante su obispado, se iniciaron las obras del edificio que fue primero seminario menor de la diócesis, y hoy la Residencia de Ancianos de Mensajeros de la Paz. Un edificio que hizo una gran labor como cantera de vocaciones sacerdotales, ya que fueron muchos alumnos los que llegaron al sacerdocio, gracias a este seminario, y hoy en día sigue acogiendo a personas mayores, que no se valen solas en sus casas, y pueden estar en Mensajeros de la Paz cuidados y atendidos dignamente, hasta que les llegue la hora de rendir cuentas al Señor. 

martes, 27 de noviembre de 2012

Gracias amiga Luga por tus hermosos cuadros


José Cruz Cabo
No por esperada, siento menos el dolor de tu muerte, porque fuiste muy valiente en la vida intentando vencer tu diabetes y dándote prisa para dejar una obra de arte, muy importante, aunque poco conocida por tus paisanos. Recuerdo el día que te conocí, cuando comenzabas a trabajar en San Dimas y tenías la ilusión de llegar a ser una gran pintora, pero tu humildad te impedía expandirte, y de ello estuvimos hablando en tu casa, junto con tus padres, Leandro y Mercedes, cuando solo pintabas a lapiz y a cera. Yo fui el promotor de que realizaras tu primera exposición. Nos costó trabajo, pero al fin encontramos hueco en la sala de juntas de la Capilla de Jesús Nazareno. Era juez Manolo Pérez y estaba en el cabildo Felipe de la Patrona Gutiérrez, el famoso Felipe, ambos nos dieron toda clase de facilidades y colgaste la primera exposición para tus paisanos amantes del arte. A raiz de ella, expusiste al poco tiempo en Benavente, en un local de la Mota de aquella localidad, y el triunfo fue total en ambas ciudades, por lo que yo te animé a que dejaras la cera y te dedicaras al óleo, ya que un gran pintor tiene que pintar en óleo, para que sus obras perduren. Con alguna reticencia por tu parte, al principio, cogiste los pinceles y realizaste tu tercera exposición en Salamanca, ya con cuadros al óleo, y volviste a triunfar plenamente en la capital charra. Que alegría llevaste cuando mi esposa Nieves y yo, entramos en la sala, en la que también estaban tus padres Leandro y Mercedes. A partir de ahí, volastes sola y comenzaste a exponer en diversas partes de España, en galerías de arte, de varias capitales españolas, siempre con éxito. La que hiciste en Salamanca la recuerdo con nostalgia, porque ya llevaste cuadros al óleo, que causaron sensación, ya que tu pintura comenzó a ser mas luminosa que cuando trabajabas en cera, y tus paisajes llamaban la atención por su brillantez, colorido y sentido de las proporciones. Tuviste unos años en los que exponías en muchos sitios y tu obra era cada vez má valorada, por los que tenían la suerte de contemplarla y tú, cada vez eras más abierta y gozabas más de tu trabajo artístico, pero cuando eras más feliz pintando, tu enfermedad diabética comenzó a darte más guerra y a pegarse a la vista, te operaron varias veces, pero poco a poco fuiste perdiendo la vista y con ello se acabó tu carrera artística. Para compensarlo creastéis ADELBA, con tu amigas Charo, Angelines, Transito y tu amigo Ramón, que fue el primer presidente, junto a otras más que no recuerdo y, durante bastantes años, me invitabas a las comidas de hermandad que celebrábais, yo entones era más joven, tenía la subdireción de El Adelanto y las corresponsalías de Diario de León y Radio Popular de Astorga, hoy Cope Astorga, donde sigo de corresponsal y, nuestra amistad siguió viva, fuerte y afectuosa, hasta que ya tu ceguera te dejó fuera de combate y nos veíamos muy de tarde en tarde. También en todos los catálogos que hacias de tus exposiciones, en las distintas ciudades, siempre incluias frases que yo te había dedicado en Diario de León y en “El Adelanto”.
Amiga Luisa María Luengo Galán, conocida artisticamente por Luga, como firmabas tus cuadros, entre los que hay uno en mi casa, que me regalaste, en un sitio de honor. Espero que ahora seas ya feliz, junto a tus padres Leandro y Mercedes para siempre. La Bañeza no reconoció tu gran valía, pero con el tiempo. tus magníficos cuadros hablarán por ti donde estén colgados. Hasta siempre Luisa Mari.  

martes, 30 de octubre de 2012

Gracias Doña Concha y enhorabuena


texto: José Cruz Cabo /foto: leonoticias
Al fin la provincia entera agradece a Doña Concha Casado Lobato, lo mucho y bien que ha trabajado por León y su provincia, La Diputación, en nombre de toda la provincia, le ha impuesto la medalla de oro de la provincia de León, una medalla que se ha ganado a pulso y que además ha podido disfrutar y emocionarse en vida con el acto. Como dice mi amiga y paisana, la doctora en Historia, Margarita Torres Sevilla, se la han dado en vida, que después de muerto ya los homenajes póstumos sobran.
Me ha llenado de alegría esta distinción tan merecida, porque las veces que hemos estado juntos en algún acto, su sencillez, su bondad y sobre todo, su sonrisa, me han alegrado el corazón. La primera vez, fue como jurado de los mayos de Jiménez y la verdad es que me demostró su sencillez, sus grandes conocimnientos en este tema y, sobre todo, escucharla dando una opinión tan cariñosa y sabia, que en ese momento me ganó el corazón para siempre. Hubo más ocasiones, unas veces en mi ciudad de La Bañeza o en los pueblos de alrededor y siempre, su sonrisa, su amabilidad, su simpatía y sencillez, además de sus sabios consejos, sus conocimientos sobre tantas cosas y su forma amena y agradabloe de exponerlos, fue una fuente de satisfacción y conocimientos para mí, que me ayudaron mucho en las cosas que he tenido que contar, a lo largo de mi vida, a través de la prensa y la radio, demostrándome que hay que amar lo que se hace y hacerlo sin esperar recompensa. La verdad es que esta medalla la tenía bien merecida por la cantidad de cosas que ha conseguido que se restauren en la provincia, para que quedara memoria de los trabajos artesanos, que no se perdieran tantas cosas populares, que sin usted se hubieran perdido para siempre. Costumbres ancestrales que son necesarias que se conozcan, que no se perdieran nunca y su tesón, trabajo y afabilidad, consiguieron restaurar o poner en marcha museos, no solo en León, sino en toda la provincia. Gracias por todo lo que nos ha dado, por todo lo que ha conseguido restaurar o poner en funcionamiento. Gracias Doña Concha por su saber, su trabajo, su esfuerzo y sobre todo, su ilusión y su constancia para hacer cosas por la provincia que le vio nacer y a la que ha amado en toda su geografía. Ahora, con mi felicitación más sincera y afectuosa, espero que esta medalla la pueda portar durante muchos años, para bien de todos los que la queremos y admiramos. 

martes, 23 de octubre de 2012

José Seoane Romero: un hombre que hizo de la fruta un arte



José Cruz Cabo
Uno de los hombres más afectuosos y emprendedores que yo conocí, fue sin lugar a dudas, Don José Seone Romero, propietario de las fincas arboladas de frutales, denominadas Villa María y Villa Adela. La de Villa María aparte de otros frutales, la mayor parte de los mismos eran de ciruelas y en Villa Adela la totalidad del arbolado era de manzanos. Hoy ningana de las dos son fincas de frutales. Villa Adela es el polígono industrial y Villa María, es una viña con bodega de vinos que comienzan a expandirse por nuestra nación.
Durante la época de recolección, tanto de la ciruela como de la manzana, que se exportaba fuera de nuestra ciudad, había muchas personas vendimiando y consiguiendo unas pesetas que les venían bien para el resto del año. Además solía regalar fruta que no podía enviar fuera, a personas necesitadas. Tenía dos hijos, César y Mariano. César fue directivo del equipo de la época de nuestra ciudad y, pasados unos años, se marchó para Madrid. Mariano a la muerte de sus padres, se metió lego en el convento leonés de los jesuitas, había estudiado agricultura, pero después de unos años mejorando la calidad de la fruta que vendían para afuera, Dios le llamó al camino del convento.
Don José también tenía un vivero de arboles frutales, que estaba en lo que hoy son las calles de Tejadillo, Lepanto, Tenerías y adyacentes, árboles que marchaban en tren a todas las partes de España en la temporada de plantación de los mismos.
Durante muchos años, hasta que la vejez pudo con él, y después al morir, primero dejaron de preocuparse por las fincas frutales, que con el paso de los años desparecieron, y después cuando su hijo Mariano marchó para el convento de León, el vivero de arboles frutales. Como cuando un negocio muere otro nace, al poco comenzaron a funcionar los viveros de Barra y de Lombó y La Bañeza siguió siendo productor de arboles frutales y de adorno.
Don José fue un hombre muy querido en nuestra ciudad, pues era una persona de fácil trato, muy ameno, desprendido y generoso, y con un carácter jovial y risueño. Muchas jaulas de fruta fueron regaladas por él a la gente necesitada, pues no sabía decir no al que le pedía algo que él pudiera remediar. Fue un hombre muy importante para la economía de nuestra ciudad en los años treinta, cuarenta y cincuenta y de él, se contaban muchas anécdotas simpáticas, por ejemplo se casó en los años veinte, con una casi niña de quince años, a la que cuando venía del trabajo de las fincas, a mediodía a comer, tenía que ir a la Plaza Mayor a buscarla porque estaba jugando a la comba ya que vivían en la calle de Astorga. Al que más conocí, fue a su hijo Mariano, una persona muy bromista y que, durante dos veranos, nos hizo subir varios domingos a la Finca de Villa María, donde tenían su residencia veraniega, y al finalizar la tarde, nos hacía cargar con una jaula de ciruelas para que las lleváramos para casa, y por ese motivo tuve una relación muy cordial con él hasta que marchó para León, y al marchar él, desapareció esta familia de nuestra ciudad.
En los años cuarenta, aquellos años en que sí había una crisis profunda, pues entre la guerra que había desmantelado tierras, fábricas y negocios y que se estaba reconstruyendo, la sequía de los campos en los primeros años de esa década, el racionamiento no te daba para nada, y el estraperlo era prohibitivo para los trabajadores y jornaleros de la época, los hombres tenían que trabajar de sol a sol, y no sacaban para darle de comer a la familia, porque el extraperlo era prohibitivo para los que tenían un jornal, y aunque en muchas casas, las mujeres se dedicaban a la limpieza de las personas ricas o a lavarles la ropa, como se decía entonces, así y todo el aceite estaba prohibida, el pan era poco y oscuro, ya que no veía la harina, y la gran mayoría, se tenía que conformar con casi nada. Algunos niños y niñas comían y cenaban en el comedor de auxilio Social, pero no desayunaban. Eso fue crisis. En esa época, que una persona te regalara una jaula de fruta, era casi para besarle la mano. Ahora en la vejez te vienen personajes a la cabeza que no quiero que queden en el olvido. 

lunes, 8 de octubre de 2012

Don Laureano Arconada Asenjo


José Cruz Cabo
Hace tiempo que un nieto de este señor, José María Santos Arconada, me entregó dos fotocopias de su abuelo, Laureano Arconada Asenjo, comerciante que fue bastantes años de nuestra ciudad y que tuvo la tienda hasta el año de 1929, en la calle hoy de Escultor Ribera, pero debió ser un hombre muy importante, porque obtuvo en vida, dos condecoraciones de gran pretigio nacional en aquella época y en esta.
Una de ellas dice: “Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la constitución, Rey de España, y en su nombre y durante su menor edad, Doña María Cristina, Reina regente: Por cuanto queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio a vos, Don Laureano Arconada Asenjo, he tenido a bien nombraros, por mi decreto de catorce del actual, Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica, libre de gastos, con arreglo a la ley de presupuestos de mil ochocientos cincuenta y nueve. Por tanto os concedo los honores, distinciones y uso de las insignias que os corresponden al tenor de los estatutos, confiando por las cualidades que os distinguen, en que os esmeraréis en contribuir al mayor lustre de la Orden. Y de este título, refrendado por el Secretario de la Orden y firmado por el Gran Canciller, se tomará razón en la Contaduría de la misma. Dado en palacio a 24 de marzo de 1892. Yo la Reina Regente.
Yo don Joaquín Valero, Ministro Secretario de esta Real Orden, lo hace escribir por su mandado”. Siguen tres firmas pertenecientes a dicha Orden y finaliza la misma, diciendo: “Título de Caballero de la Orden Española de Isabel la Católica, a favor de Don Laureano Arconada Asenjo”.
Pero parece ser que este comerciante bañezano, era una persona muy activa y solidaria, porque unos años más tarde, recibió del Ministerio de la Gobernación, por méritos propios, la entrada en la Orden Civil de Beneficencia y el diploma que le fue entregado por esta distinción nacional, dice textualmente así: “El Ministro de la Gobernación por cuanto resulta justificado en el expediente instruido, con arreglo a lo dispuesto  en el Real Decreto  y Reglamento del 30 de diciembre de 1837, que Don Laureano Arconada Asenjo, merece ingresar en la Orden Civil de Beneficencia por los servicios prestados el día 28 de septiembre de 1891, con motivo del choque de trenes, ocurrido entre las estaciones de Quintanillejas y Burgos. Su Majestad el Rey Alfonso XIII, y en su nombre Su Majestad la Reina Regente del Reino, ha tenido a bien agraciarle por Real Orden de 2 de marzo del corriente año, con la Cruz  de tercera clase, mandando que se le expida el correspondiente diploma. Por tanto cumpliendo con el Real Mandato, expido el presente diploma que le autoriza para usar las insignias de la Orden, previa la toma de razón por la Dirección General de la Administración. Dado en Madrid el día 1 de junio de 1901. Está firmado el diploma por el Director general y el Jefe de sección”.
Este segundo diploma pone claramente el motivo por el que se le concede tan alta distinción. Debió ser una de las personas que atendió a los heridos, en dicho choque de trenes y eso, unos años después, le trajo la recompensa de ingresar en la Orden Civil de Beneficencia. En cuanto a la medalla de la Orden de Isabel la Católica, una de las distinciones más importantes que se conceden en España, suponemos que haría alguna cosa de mucha importancia, para nuestra nación, ya que esta distinción es de gran valor y reconocimiento, por lo que tuvo que realizar algún acto muy valioso para la nación española. Nos congratula saber que, también en el siglo diecinueve, había bañezanos que realizaban actos que daban prestigio a nuestra ciudad. Don Laureano Arconada Asenjo, falleció en nuestra ciudad, el día 7 de julio de 1929 y en su esquela y recordatorios se pone “Caballero cubierto de la Real Orden de Isabel la Católica” y condecorado con la Cruz de Beneficencia”.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Fermín Ortiz Palau: un bañezano dedicado siempre a La Bañeza Fútbol Club


Fermín Ortiz Palau, más conocido por Niní, de joven comenzó de jugador en La Bañeza Fútbol Club, donde estuvo muchos años como defensa insustituible, dado su pundonor, su gran preparación física y su entrega incondicional a los colores de su ciudad. Cuando ya comenzó a dejar el fútbol, más de una vez le vi ejercer de árbitro en La Llanera. En aquel campo de fútbol de tierra y vallas de madera. Fueron muchas las tardes que nos deslumbró a los aficionados por su coraje y honradez. Para él, el equipo de fútbol de su patria chica, era sagrado y no podía perder, aunque las derrotas también se asumieran como parte del juego.
Por dos veces, acompañó a Sines Aparicio, el gran portero bañezano, de la Deportiva Bañezana y el Atlético Bañezano, a que lo probara el Atlético de Madrid y el Valladolid. No fue posible el fichaje. Sines y Niní, eran inseparables desde niños, ya que nacieron muy cerca uno del otro y se conocían desde la Escuela Villa, siendo íntimos amigos. 
Naturalmente, del fútbol no se podía vivir, salvo que estuvieras en un equipo grande, por eso desde su salida de la escuela, ya que solo podías estar hasta los catorce años y eran muchos los que dejaban los estudios antes, Niní se colocó de aprendiz, en el taller de carros de Lombó, que después este taller tuvo que cambiar los carros por los remolques, cuando ya comenzaron a proliferar los coches. Pero su pasión siempre fue el equipo de su ciudad, y una vez que ya no pudo seguir siendo jugador, en La Bañeza Fútbol Club, Fermín Ortiz, (Niní) ha hecho de todo durante muchos años, desde preparar la ropa, dar masajes a los jugadores, arreglar el cesped, marcar el campo, segar la hierba, acompañar al equipo en sus salidas, asistir a los partidos y estar a disposición del club durante todas sus horas libres y siempre que le requerían, porque ha llevado en el corazón al equipo de sus amores, y este ha sido el de su ciudad.
Hace unos años, en la gala del deporte, que realiza el ayuntamiento, a finales de la temporada, fue premiado, con toda justicia, con la placa de “Toda una vida dedicada al deporte” y nunca mejor dicho, También el Club le tiene como socio de honor con el número uno, ya que Niní ha estado en los más de cincuenta años del club, en primera línea de trabajo, como jugador primero y para prestar los sevicios que el club le  requiere, después, ya que siempre ha estado a disposición de La Bañeza, dentro del equipo de fútbol y, por tanto, al servicio de la ciudad que le vió nacer. 
Además Fermín Ortiz Palau, (Niní), es una persona bondadosa, afectuosa, siempre dispuesta a ayudar en cualquier materia, nunca, en los muchos años que le conozco, le he visto enfadado, de mal genio, siempre limando asperezas, siempre atendiendo a quien se lo pide y aunque La Bañeza Fútbol Club le hizo un homenaje al dejar el fútbol activo, tendría que hacerle otro ahora, como agradecimiento a sus muchísimos servicios de todo tipo al club, pues aun hoy, sigue estando presente en entrenamientos, y presentaciones del equipo, ya que todavía, a pesar de los años, no se cansa de ayudar y de animar.
Los años han ido pasando, las fuerzas han ido mermando, pero la ilusión, el amor y la ayuda desinteresada de Niní, siempre han estado ahí y cuando me lo encuentro en alguna de las calles de la ciudad, con esa sensillez, y paciencia de la que gracias a Dios siempre ha hecho gala, me enorgullece ser paisano suyo y el adiós o hasta luego, sale afectuoso por que su imagen de bañezano trabajador, sencillo y amable, siempre está presente en el cambio de saludo al encontrarnos en la ciudad y, la alegría de saber que aun estamos vivos y servimos  para algo. Gracias Niní, por todos los recuerdos agradables que he tenido contigo a lo largo de nuestras vidas. Si alguien merece un gran homenaje del equipo de fútbol representativo de la ciudad, ese eres tu, y me gustaría verlo y felicitarte por ello.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Carlos Larrañaga también estuvo en nuestro teatro‏

José Cruz Cabo
Al enterarme de la muerte del actor, Carlos Larrañaga, me ha venido a la mente, que tanto él como su madre, estuvieron en el teatro bañezano, entonces Perez Alonso, y dejaron una estela de grandes actores ambos, o sea de tal palo tal astilla.
María Fernanda Ladrón de Guevara, actuó en el Teatro Pérez Alonso en los últimos años de los cuarenta, y vino con su segundo marido, Rafael Rivelles, padre de Amparo Rivelles, hermanastro de Carlos, ya que a este, María Fernanda lo había tenido con su primer marido Pedro Larrañaga y Carlos al hacerse actor, siguió con el apellido de su padre. 
María Fernanda y Rafael pusieron en escena, durante dos días, una de las obras de Jacinto Benavente. Eran tiempos difíciles y no había mucho dinero para gastar en teatro, salvo los industriales y comerciantes de la ciudad, por eso el teatro no se llenó, ninguna de los dos jornadas. Yo era un chaval de dieciocho años y me gustaba mucho el teatro, porque a mis nueve años, vi en un teatro de Sevilla, la obra “Reinar después de morir”, sobre una princesa portuguesa, y eso me metió el gusanillo de la escena en el cuerpo y cuando vinieron María Fernanda y Rafael asistí, desde gallinero, como decíamos entonces, al primero de los días de la actuación de estos dos colosos de entonces, de la interpretación a cuerpo descubierto y la verdad fue que me entusiasmaron.
En los años ochenta, cuando Eusebio Aragón volvió a abrir con su esposa Emilia Pérez, el teatro Pérez Alonso, me dijeron que tenía dos entradas libres para una de las funciones de cada una de las compañías que vinieran a actuar. Por La Bañeza pasaron casi todas las grandes compañías de los años ochenta y, entre ellos, recalaron en nuestra ciudad y en nuestro teatro, Carlos Larrañaga y su entonces mujer, María Luisa Merlo, que pusieron en escena la obra “Pato a la Naranja”. Solo estuvieron un día, y en la sesión de las siete y media de la tarde, habría unos cien espectadores, pero en la sesión de las diez y media de la noche, no solo se abarrotó hasta poner el cartel de no hay entradas, sino que se hubieran vendido otras tantas de las que se vendieron. Las ovaciones recibidas por Carlos y María Luisa, fueron impresionantes, pues su buen hacer y la gracia de la comedia, las carcajadas del público se debieron de oir en el polvorín aquella noche. El éxito obtenido por Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo, con el resto de los actores, fue uno de los éxitos mas grandes que tuvo nuestro teatro, si descontamos la actuación de aquellos Vieneses de Fran y Joan. En estos momentos en que la noticia de la muerte de Carlos ha sido noticia internacional, yo he querido dejar constancia de que los bañezanos también pudimos entusiasmarnos con su maravillosa actuación en nuestro teatro, para que la gente vea que el teatro, en nuestra ciudad, siempre ha sido un acto cultural que ha calado en todos los que aquí vivimos. Han sido muchos los actores que por aquí pasaron, tanto en los años cuarenta, como en los ochenta del siglo pasado, y que mis paisanos se extasiaron con esas grandes compañías de cada una de esas épocas y supieron responder a la llamada del teatro, el arte mas difícil de la interpretación, porque en el escenario no se puede fallar sin que el público lo note. Cuando fue actor de cine, todas sus obras pasaron por alguna de las tres salas de cine que tuvimos en La Bañeza, y también se llenaban las salas para ver sus películas, pero quiero dejar constancia de que Carlos Larrañaga conoció la ciudad y nuestro teatro. Ahora esperamos que Dios lo haya acogido en su seno, por lo mucho que nos divirtió a los bañézanos a través de su actuación en el teatro Pérez Alonso, y con sus muchas películas que pudimos ver en nuestros cines.

viernes, 31 de agosto de 2012

Francisco Moreno Perandones El segundo Presidente de Cáritas


Aunque yo conocía a Paco Moreno, como se le conocía en la ciudad, en mi juventud, no comencé a conocerlo más intimamente, hasta que no fue nombrado Presidente de Cáritas, en sustitución del prestigioso abogado de nuestra ciudad, Laureano Alonso Diez Canseco, que fue el primer presidente cuando se fundó Cáritas en La Bañeza, en lo años sesenta.
Yo era entonces secretario de dicha organización y, cuando entró Paco Moreno en la presidencia, continué de secretario, ahora en la casa denominada entonces de Acción Católica, antes nos reuníamos en la casa de dicho abogado, al no tener sede propia esta organización católica de ayuda a los demás.
Con Francisco Moreno Perandones, las cosas en Cáritas comenzaron a mejorar y junto a  Julio Valderas Arconada, Bernardino Ramos y otros cuyos nombres no recuerdo, se buscó a dos Misioneras Apostólicas de la Caridad, para que fueran a visitar los hogares de las personas que pedían ayuda y después informaran de si eran ciertas las necesidades de los peticionarios. Si era así, se procedía a  buscar la mejor forma de ayudarles, no solo en la comida o en la asistencia semanal, sino en caso de enfermedad, buscando la forma de encontrarle el médico adecuado, aunque tuviera que ser un especialista de Madrid, al señor Domingo, que fue celador de la Cofradía de San Blas, cuando llegó a nuestra ciudad, jubilado por padecer del corazón, gracias a los contactos de Paco Moreno, se buscó un especialista en Madrid, se le pagaron los viajes y al final le pusieron un marca pasos, quizá el primero que se puso a un bañezano, y el señor Domingo pudo rehacer su vida y sacar a la familia adelante. En otra ocasión había un bañezano que había trabajado en la Azucarera y tuvo que dejarlo por enfermedad, pero le faltaban dos años para poder cobrar la jubilación, Paco le dió de alta en su empresa, Cáritas pagaba el seguro y cuando cumplió el tiempo, pudo cobrar la pensión. De esta manera, durante varios años Cáritas funcionó muy bien y ayudó a mucha gente.
Después seguí tratándolo, porque todos los años iba a su establecimiento para que me facilitara el hotel y el viaje de vacaciones, ya que era el representante de la Agencia de León Leontur, y nuestra amistad fue creciendo con los años.
Finalmente fue elegido concejal del ayuntamiento por el partido socialista y fue el portavoz del grupo durante esa legislatura, por lo que nuestra relación era más estrecha, ya que entonces era el corresponsal de Diario de León, Radio Popular de Astorga, la Agencia Efe y escribía en nuestro semanario, fundado por Don Angel, “El Adelanto” y ello me llevaba a estar al tanto de las noticias y, precisamente, las relacionadas con el ayuntamiento eran las más solicitadas, sobre todo si había polémica en los plenos.
Francisco Moreno Perandones, era una persona muy alegre, veía la vida con optimismo, era buen conversador y además tenía un gran corazón y estaba dispuesto siempre a ayudar a quien se lo pidiera. Hace tiempo que estaba pensando escribir sobre Paco Moreno, porque fue una de las personas que me dejó un gratísimo recuerdo mientras vivió, y durante años tuvimos una gran amistad y confianza mutuas, pues era una persona amena, agradable, simpático, gran carnavalero, pues el grupo que formó durante unos cuantos años, daba el do de pecho en los carnavales, no solo en los desfiles, sino en otros muchos momentos de los mismos, pues junto con su esposa y otros tres matrimonios, salían todos los años mientras vivió, a correr los carnavales y lo hacían con elegancia, alegría y buen humor. 
Francisco Moreno Perandones fue un hombre de gran valía, bañezano hasta la médula, buenísima persona y un amigo de los que estaban siempre ahí y nunca te defraudaban, por eso ahora, quiero dejar constancia de su buen hacer en favor de La Bañeza, de su hombría de bien y de su gran personalidad, que en muchos momentos de su vida supo ponerla en favor de los bañezanos y de la ciudad que le vió nacer. este es mi recuerdo emocionado de un hombre bueno, bañezano ejemplar, llamado Francisco Moreno Perandones. 

lunes, 20 de agosto de 2012

Despedida de un gran amigo (a Manolo Folgado) por José Cruz Cabo



a Manuel Folgado Blanco / por José Cruz Cabo
Querido amigo Manolo: Nos conocimos casi de niños y, de jóvenes, fuimos de la misma pandilla, hasta que al hacer los dieciocho años te marchaste voluntario a la Marina, donde viniste con los conocimientos necesarios para hacer y arreglar aparatos de radio. Antes de marchar a la mili y después de venir, cuantas veces fui a buscarte a tu casa, en la subida del tunel, y las parladas que tenía con tus padres y tu tía, especialmente con tu madre y tu tía, tu padre, el señor Pedro, siempre fue menos hablador. Fueron años duros los de nuestra juventud, pero quizá eso nos sirvió para apreciar más la bondad, el compañerismo y la solidaridad, ya que nunca tuvimos una frase más alta que otra y nos ayudábamos en todo lo que estaba a nuestro alcance.
Al pasar el tiempo, te casaste con tu novia Balbina, todavía conservo la foto de ese día y también tengo en la memoria que te compré mi primer aparato de radio y que tú con esa generosidad que tuviste siempre, nunca me apretaste para que te lo pagara, lo iba haciendo todos los meses, hasta que te liquidé el coste y casi contra tu voluntad, porque siempre me decías, “si no te arreglas, me pagas el mes que viene”. Luego entrantes de mancebo en la farmacia de Don Gonzalo, donde ya habías estado de chaval y en dicha farmacia te jubilaste, aunque mientras tuviste salud suficiente, seguías haciendo algún recado para su hijo José Carlos. Recuerdo cuando tu hijo Pedro defendió la portería de La Bañeza Fútbol Club, y la alegría que os daba a tí y a tu querida Balbina, que le destacara en las crónicas después del partido, lo que también me agradecía siempre Pedro, con el que sigo manteniendo la relación cuando nos vemos. Tus otros dos hijos, Manolo y Amador, les dio por las motos y ambos son del moto club y realizan un buen trabajo en él. Durante un tiempo, después de caer enfermo, nos veíamos en el fisio, y otras veces cerca de tu casa, cuando aún paseabas algo.
De todas formas tengo muchos recuerdos tuyos y de Balbina, y a pesar de que la vida nos llevó por oficios distintos, nuestra relación siempre fue cordial y cariñosa, por lo que he sentido profundamente tu fallecimiento, pues solo tenías un año menos que yo. 
En estos momentos de dolor para tu esposa, hijos y nietos, me uno a ellos en el mismo, y deseo que tu bondad y desinterés te hayan granjeado el premio eterno y estés leyendo esta crónica por encima de las estrellas, para que te des cuenta de que se te apreciaba mucho en la tierra que te vió nacer y que mi sentimiento de ausencia es verdadero y doloroso. Dios quiera que nos veamos en la otra vida, para continuar la amistad.


viernes, 20 de julio de 2012

Otro gran libro de nuestro Cronista Oficial

José Cruz Cabo
Nuestro gran mecenas, paisano y maravilloso historiador, Cronista Oficial de la ciudad de La Bañeza, que le vió nacer, Conrado Blanco González, nos ha regalado sus últimas investigaciones de nuestra historia, en el número 10 de sus “Capiteles para la Historia Bañezana”, que fue presentado en la última feria del libro.
Este tomo, que como todos los que ha editado después de la muerte de su inolvidable esposa Charo, está dedicado a ella, con su retrato al óleo de José Luis del Palacio. Le sigue el prólogo, que en este libro es de Antonio Santos López. Sigue la copia del arancel de derechos parroquiales de la Función de Nuestra Señora de Las Angustias. El padrón general de la Parroquia de San Salvador de La Bañeza del año 1830. Hay una pequeña noticia de agosto de 1936, sobre “la bandera nacional”. El acuerdo municipal en que el ayuntamiento agradece a Antonio y a Odon Alonso González la entrega, con dedicatoria, de su obra musico vocal o zarzuela” “Rosina o así se quiere en mi tierra”, de la que son autores, para el archivo de la banda municipal. La conferencia pronunciada por Conrado Blanco en Astorga sobre el “Padre Blanco y sus relaciones con la Bañeza, el Padre Miguélez y Jacinto Verdaguer”. Le sigue el texto de “la Presencia de la Orden de San Juan de Jerusalén en tierras bañezanas”. Luego hay un artículo sobre la “Leyenda de San Pelayo”. hay otro sobre la “Presencia de La Bañeza en FITUR”, del año 1989. Un precioso artículo sobre “Una procesión del siglo XVII” que salió del Hospital de la Vera Cruz. “...Aquel pantano del Duerna!”, sobre el ansiado pantano que se está olvidando. No podía faltar un artículo sobre “La iglesia de Santa María”. Así como otro sobre  “Un alcalde popular”, sigue “Esteban Carro Celada” y un tercero, dedicado a Carlos Alonso, titulado “Conozcamos nuestro pasado”. Tenían que estar presentes, los pormenores de la historia de los vizcondes de Palacios, bajo el título “El Señorío de los Bazanes en Tierras Bañezanas”. Destaca la “Presentación de La Bañeza y su Historia en la Casa de León en Madrid”, así como  sobre “Parroquias y cofradías de Semana Santa”. Hay un relato histórico sobre “El capitán bañezano Mateo Meléndez protagoniza un hecho sobrenatural en el año 1714”.  Un relato muy curioso sobre “La sidra asturiana, modo de beberla”. Siguen varios artículos históricos sobre “Nombre para una calle”, “¡Petróleo!”, “Don Alfonso Ramos de Castro y la Vía de la Plata”. “Una rogativa para el agua, de la Virgen de las Angustias en 1868”. “Manuel Fernández y F. Núñez coautor de la ópera “El mozo de mulas”. “¡Alubias de La Bañeza!”. Continua el tomo con una “Entrevista a María José González Lobato”.  y después “Milenario de San Salvador 932-1981”. La Bañeza hace cien años”, un artículo muy interesante sobre las obras del tren que ya desapareció. También se insertan dos artículos de su esposa Charo González uno sobre el “Homenaje a Odón Alonso” en Madrid y el otro sobre el XIV Congreso Nacional de Cronistas Oficiales, que tuvo lugar en Betanzos. Hay un artículo de Antonio Odón Alonso titulado “Una caja de acero corten de la que emergen dos siluetas”. Otro de Esteban Carro Celada sobre “Conrado Blanco, confitero y periodista”. Del ya desaparecido bañezano Augusto Valderas Blanco, titulado “Amor y Trabajo”. “Una carta del P. Blanco a Jacinto Verdaguer”, otro trabajo de José Antonio Carro Celada, titulado “El prior duerme con un difunto”. También la etnóloga Concha Casado escribe  “Homenaje a Conrado Blanco” y este tomo se cierra con el Pregón de Semana Santa de este año, que pronunció el párroco de El Salvador, Arturo Cabo Carrasco.
Es un libro para leer con detenimiento, empaparse de la historia de nuestra ciudad y luego dejarlo para los que nos sigan, para que sepan que La Bañeza tiene muchos años, que ha pasado por muchos avatares, y ha sido noticia muchas veces a lo largo de los siglos. Es un libro impagable para el mejor conocimiento de nuestra historia.

martes, 26 de junio de 2012

La petición de Pepi Belloso Ordás como reina de las Fiestas‏



15:21
José Cruz Cabo
Corría el año 1977, cuando fue elegida por el ayuntamiento, para que nos representara como Reina de nuestras Fiestas Patronales, Pepita Belloso Ordás, hija de la inolvidable bañezana y carnavalera, Lucila Ordás y de José Belloso. El ayuntamiento estaba presidido por el prestigioso abogado, Leandro Sarmiento Fidalgo. El concejal de cultura de aquel año era el siempre recordado comerciante de la ciudad, Delfín Pérez Linacero, que a su vez era el fotógrafo entonces de “La Hora Leonesa” y de nuestro semanario “El Adelanto”; en aquellos años, además de ser el subdirector de El Adelanto Bañezano, yo era el corresponsal de “Diario de León”, Agencia EFE y Radio popular de Astorga, hoy Cope Astorga, donde sigo todavía.
A las nueve de la noche, de un día del mes de julio, nos reunimos en la Plaza Mayor, para dirigirnos al domicilio de Lucia, entonces en la calle de Astorga, Leandro Sarmiento, Delfín Pérez y un servidor, para pedir el permiso de Pepita Belloso y su madre Lucila, para ser nombrada Pepi, Reina de las fiestas de aquel año. Fuimos recibidos, además de por Pepita, por su madre Lucila y la prima de esta última, otra gran carnavalera y ermitaña de la Cofradía de Las Angustias Teresa Aller, más conocida por “La Curina”. A poco de llegar a su casa y dar el sí, nos ponen sobre la mesa una pantagruelica cena, finalizada con los mejores dulces de nuestra ciudad de la desaparecida Confitería Baudilio, donde Pepi era dependienta entonces, comenzó Lucila Ordás a contarnos su vida y milagros de su estancia en Sevilla, ya casada con José Belloso y las carcajadas de todos nosotros se debían de oir en la Plaza Mayor. 
Durante varias horas no paramos de reirnos y a mí me asombraba que Leandro, un hombre más bien serio y ecuánime, lloraba por no poder contener la risa que le provocaban  las carcajadas que le producían las anécdotas, que con enorme gracia, contaba Lucila de su estancia en la capital andaluza. “Ya le dije a Tomás, que era entonces el jefe de la Confitería Baudilio, que me tenía que hacer los mejores dulces, incluidas las pililas de angel”, que entonces eran muy famosas. Y seguía contando anécdotas y nosotros sin poder parar de reirnos, y así estuvo hasta cerca de las dos de la mañana, pero acto seguido cogió la palabra Teresa “La Curina”, que también tenía la gracia por arrobas y nosotros sin poder dejar la risa y el tiempo se alargaba, yo tenía que comenzar mi trabajo tipográfico, del que siempre viví, en Gráficas Nino, a las ocho de la mañana, y la conversación y las carcajadas no paraban, porque para acabar la tertulia, a las tres y media de la mañana apareció el hijo mayor de Teresa, Kike Java, otro genial carnavalero, que acababa de cerrar el Tifanys y se sumó a las anécdotas y, las carcajadas, seguían sin parar y los tres visitantes, Leandro, Delfín y yo, queriendo marchar para casa a dormir porque había que madrugar. Al fin a las cuatro de la mañana, ya cansados de reirnos, nos despedimos como pudimos y finalizamos la petición de Pepi. Nunca, en las muchas reinas que me han tocado asistir a su petición, he salido más allá de las once y media o doce de la noche, por lo que cuando ya estábamos en la calle y al recordar muchas de las anécdotas que nos habían contado, seguíamos por la calle riéndonos a lágrima viva, hasta que al llegar a la Plaza Mayor a las cuatro y cinco de la madrugada, nos separamos los tres para dirigirnos a nuestras casas. Todos los años, mientras estuvo Leandro de alcalde y después cuando Delfín y yo íbamos a recoger noticias para “El Diario” y “El Adelanto”, especialmente cuando íbamos a la petición de alguna de las reinas de las fiestas, seguíamos recordado la petición de Pepi Belloso y diciendo que como aquella no volveríamos a tener ninguna, porque hay que tener mucha labia, mucha imaginación y mucho salero, para mantener una conversación tan disparatada y tan chispeante para que unos invitados no sean capaces de moverse del asiento en casi siete horas y sin parar de reirse y y solo conteniendo la risa para comer un dulce o beber un trago de vino, después de haber comido de todo al principio de la larguísima noche. Han pasado los años, la mayor parte de los que estuvieron en esa larga velada nos han dejado, y solo quedamos dos personas para certificar aquella noche Kike Java y yo. No quería que esto quedara en el olvido.

jueves, 31 de mayo de 2012

La Ordo Batrachium: Una peña que dio fama a las ancas de rana en Asturias‏

José Cruz Cabo
Cayó en mis manos, hace unos días, una fotocopia de “La Hora Leonesa”, que firmaba Llanos, y con una foto del siempre inolvidable Delfín, en dicha copia se hablaba de una peña de amigos asturianos, con dos bañezanos, denominada”La Ordo Batrachium”, que tenían como primera costumbre reunirse todos los años en La Bañeza y comer Ancas de Rana, primero en el Restaurante Campomanes y después de tres años, se pasaron a la famosísima “Casa Boño”. 
Esta Peña de amigos, que componían 23 asturianos de Pola de Lena y dos bañezanos, tenían unos estatutos con 8 artículos, entre los que se decía, entre otras cosas: “A cada socio obliga el cuarto, que un día al año coma ranas, y que el primer jueves de junio, haya o no plenilunio, en La Bañeza hagamos fiesta, comiendo de ranas una cesta. En la fiesta de La Bañeza se impondrán condecoraciones, que acrediten tal grandeza”. Después se mandaba una tarjeta invitación con el nombre de cada comensal y se les decía que “el día seis del mes siguiente, para sacarnos la tristeza, y quitar las almorranas, nos veremos en La Bañeza, comiendo ancas de rana. Para arrancar de la Pola, a las nueve horas de tal fecha, en el Van Loy te diremos Hola, Por Bactraceus Tours”. Firmado: La comisión Plenaria de Amigos de la Verbena. El seis siempre era del mes de junio.
Los primeros tres años hicieron esta comida en el Restaurante Campomanes, donde comían ancas y un chuletón. Después pasaron a celebrarlo en Casa Boño y el menú era ancas de rana y pollo de corral. 
De esta peña formaban parte, los bañezanos Cuco y José María Santos Arconada, quien me habló de la misma, y me ha facilitado las fotocopias para rehacer este recuerdo, de “La Ordo Batrachium”, ya que fue una peña de asturianos que tenían la costumbre de venir todos los años a comer ancas de rana en nuestra ciudad y, que estuvo activa más de veinte años, hasta que las circunstancias y la vida les hizo desaparecer. Pero es bonito saber que siempre hubo una gran amistad entre asturianos y bañezanos y que se remonta a hace muchos años, cuando aún el turismo no era la moda, pero los viajes ya comenzaban a hacer salir a la gente de casa y a estos asturianos de Pola de Lena, por tener dos amigos bañezanos, se decidieron a venir todos los años, durante unos cuantos, a visitar nuestra ciudad, comer en ella, y espandir por Asturias, la costumbre de las riquísimas ancas de rana, que se cocinaban y que tanta fama han dado a nuestra ciudad. 

lunes, 28 de mayo de 2012

Casio, el churrero: una persona que dejó huella‏



José Cruz Cabo
Monte Urba me invitó a que hablara sobre este mayo dedicado a Casio y como no se hacerlo en verso, voy a daros unas pinceladas sobre este simpatico y, a ratos cabreado churrero, que ponía su puesto a las puertas de lo que hoy es el establecimiento de Cano Cornejo. En verano al nacer el alba, en invierno en noche cerrada, llegaba a la hoy plaza Fray Diego Alonso con todo lo necesario para hacer los churros y unas botellas de aguardiente, ya que muchos hombres de aquella época, sobre todo los trabajadores, eran lo que desayunaban ambas cosas: El Churro y la copita de aguardiente. Ayudado por su hermana Josefa, ambos fueron solteros, se dedicaban a freir y despachar los churros, mientras la gente esperaba, unas veces pasando frío y otras calor, a que les sirvieran. Si se llevaban para casa, se ensartaban en unas tiras de junco, entonces no se compraban periódicos como ahora ni había tanto papel. A media mañana, Josefa iba con un cesto, a las casas donde sabía que tenía que llevarles los riquísimos churros de su hermano. 
Mis recuerdos de este popular personaje, vienen de mediados de los años cuarenta, en que adolescente y joven acudía, con una serie de amigos, a la misa dominical de nueve y media de la mañana de Santa María, que era la misa dedicada a Acción Católica y, a la salida, sobre unos ocho o diez compañeros, nos ibamos para los churros, pero esperando que llegara el siempre recordado juez por la juventud de aquellos años, Don Alberto Gutiérrez, que solía invitarnos a un churro al salir de misa, y allí esperábamos a que viniera; cuando éste llegaba, Casio se ponía a su disposición y se olvidaba de la cola que estaba antes que Don Alberto, le daba los churros que le pedía, y cada uno de nosotros cogíamos uno y lo comíamos. ¡Qué ricos nos sabían en aquellos años de miseria!
Pero a Casio, para la historia bañezana, no solo se le recuerda por eso de los riquísimos churros, sino porque en los años veinte, hubo un desfile en Madrid ante el Rey Alfonso XIII, y Nicasio, que era su nombre, a pesar de su baja estatura, no llegaba al uno cincuenta de altura necesaria para ir a la mili, pujó el pendón de La Bañeza en dicho desfile, y cuando llegó a la altura del Rey, con una mano sostuvo el pendón y, con la otra, se quitó la gorra y saludó al rey, y cuentan las crónicas, que recibió los mayores aplausos de la gente que estaba presenciando dicho desfile. En sus años mozos tenía una fuerza enorme.
La verdad es que Casio y su hermana Josefa, eran unas personas que todo el mundo quería en nuestra ciudad, pues eran trabajadores, humildes, solidarios y amables, a cuántas personas ayudaron sin que su mano derecha supiera lo que hacia la izquierda. La verdad es que la imagen de los dos hermanos la tengo grabada en la retina y en el corazón, por lo riquísimos que eran sus churros, y por su bondad y honradez. Amigo Casio, que Dios te haya dado el descanso que no tuviste en la tierra, donde solo supiste trabajar y querer a los demás.

miércoles, 18 de abril de 2012

La Bañeza F. C. se fundó en 1957‏

La Bañeza fútbol Club nació en el mes de septiembre de 1957. El día 15 de dicho mes se había celebrado la primera asamblea y se había acordado nombrar primer presidente de nuestro segundo club oficial de la ciudad, a José Tardío Barrios, dependiente del Comercio de Don Mariano de la Fuente y que proyectaba las Películas del Cine Salamanca y era entonces Presidente de la Peña Real Madrid. Junto con él, formaron la junta directiva como vicepresidente, Julio Ruiz Pérez; Secretario, Antonio Núñez Alba; vicesecretario, Angel Otero Blanco; Tesorero, Julio González Dúviz, que había sido jugador de la Gimnástica Bañezana y animador incansable de la misma durante toda su vida; contador, Toribio González Martínez; delegado del Frente de Juventudes, el campo era entonces de dicho partido gubernamental, José Luis Debesa; vocales: Eleuterio García Gómez, Vicente Acebes Cabañas, Luis Carnicero Alba y Evelio Chamorro Vecino. Eleuterio Gomez y Luis Carnicero, pasado el tiempo, serían también presidentes de este club. La carta le fue enviada al alcalde de entonces que era Tirso Ruvira de Miguel. anunciándole la creación de esta sociedad deportiva y en la que se decía que “nuestra labor social y deportiva será para el engrandecimiento del deporte y alto nivel cultural de nuestra querida Ciudad de La Bañeza”.
Un equipo que todavía hoy perdura, que ha tenido muchos avatares a lo largo de estos cincuenta y cinco años y que sus bodas de oro pasaron desapercibidas, ya que no se celebró ninguna cosa especial para festejarlas, cuando ha sido uno de los pocos clubs que han llegado a cumplir tantos años en nuestra ciudad. Fue una pena que una sociedad deportiva tan longeva, que ha pasado por muchos avatares a lo largo de su vida, pero siempre ha habido un grupo de gente que se ha sacrificado por sacarla adelante, que ha estado bastantes años en tercera división y que llegó a jugar el ascenso a segunda B, dos años, no sea todavía el emblema deportivo al que todos los bañezanos apoyemos sin distinción. También es increible que no exista en las oficinas del club, que ahora están en las dependencias del campo de fútbol, las actas de estos cincuenta y cinco años, por lo que no hemos podido hacer una historia más detallada de la misma, ya que solo hemos dispuesto de las pocas cosas que hay en el archivo Conrado Blanco provenientes del ayuntamiento.
Fue muy raro que al llegar el cincuentenario de este club futbolístico representativo de nuestra ciudad, con el que yo tuve una larga relación, no solo como cronista deportivo, hubo varias directivas que me concedieron permiso para viajar con los jugadores en los desplazamientos, a partir del año 1966, aunque la comida tenía que hacerla por mi cuenta y dejé de ser cronista del club en 1995 cuando ya la edad me permitía la jubilación, pero por eso no he dejado de ser socio y sigo colaborando con el club, pues sigo siendo socio y pago tanto la ficha como el abono de partidos, posiblemente no hayan tenido un socio que haya sido socio y cronista deportivo, encargado de hacer las crónicas y al mismo tiempo haya sido también socio. Mi forma de ser me impide pedir ayuda para el sostenimiento del club y yo no colaborar en el mismo. Hubo unos años que realicé muchos viajes con ellos, y sufrí con ellos las injusticias que se daban en los campos de fútbol, los recibimientos que les hacían en las ciudades que visitaban, que en unas los agasajaban y en otras tenían que salir corriendo. Las peores que recuerdo fueron Peñaranda de Bracamonte y Salamanca, donde les apedrearon al entrar al vestuario en la segunda y casi pegan a los directivos en Peñaranda. Antonio Calvo, fue después del gran Sines, el segundo mejor portero que ha tenido este equipo y La Bañeza futbolística. Fue un guardameta que dejó una gran estela deportiva cuando salió de nuestra ciudad y todos le augurábamos un gran porvenir como portero de primera división, pero no llegó a jugar en esta categoría. También fue un guardameta espléndido nuestro convecino Pedro Folgado, que la defendió muchos años.
Este año ya no podrá ascender a tercera, pero esperamos que no tenga problemas de permanencia en la regional, pero de todas formas si todavía no hemos ascendido se debe a que los bañezanos no la han apoyado económicamente como necesita. Esperamos que los vecinos despierten y entre todos se pueda hacer un equipo potente para poder volver a ascender.

martes, 13 de marzo de 2012

Espléndido concierto de 140 niños‏


En el concierto del domingo, día 11, en el teatro, acto que inició el alcalde de nuestra ciudad, José Miguel Palazuelo, dando la bienvenida a los niños de las otras localidades y a sus directores y representantes municipales, agradeciendo el trabajo de sus directores y deseando que esta nueva asociación se mantenga muchos años, e inclusive se aumente, con otras escuelas de la provincia, dado que es maravilloso ver a tantos niños y niñas reunidos en torno a un arte tan bello como la música y felicitó a los profesores por conseguir aglutinar a tantos chaveas en el estudio de este bello arte musical, deseando a los de Astorga y Villarejo que tuvieran una grata estancia en nuestra ciudad y este concierto pudiera volverse a repetir aquí.
La audición dio comienzo bajo la dirección del profesor astorgano de la banda y la escuela de música de Villarejo de Orbigo, Luis Martínez García, quien puso sobre el atril 3 preciosas partituras que los chavales y chavalas, de todas las cuerdas de la misma, interpretaron con gran brillantez. Era maravilloso ver a niños y niñas entre los 7 años y los 14, desenvolverse con gran soltura y afinación con los distintos instrumentos y seguir la batuta de cada uno de los tres directores, con gran concentración y seguridad. Después salió a escena la directora de nuestra banda y de la Escuela de Música Odón Alonso Ordás, Pachi Vélez García, que dirigió otras 3 piezas, entre ellas, la conocida marcha de Aurelio Nieto “No lo olvido”, y la numerosísima banda seguía sonando maravillosamente y los espectadores no se cansaban de aplaudir. Pachi tiene un don especial para tratar con los niños y eso se nota no solo en su manera de dirigir, sino en como los mima, los lleva con la batuta y con su sonrisa, que les da más alas para sacar lo mejor de sus instrumentos.
Finalmente el director de la Escuela de Música de Astorga, Abraham González González, dirigió 2 partituras aunque la del final del concierto se dividía en varios tiempos, por lo que fue el doble de larga y los 140 chicos y chicas, siguieron dando muestras de su magnífica preparación musical y de su dominio y seguridad en los instrumentos que estudian. La verdad es que los niños de ahora tienen unas ventajas que no pudimos soñar en nuestras etapas de niños y jóvenes, por lo que deseo y espero que esta banda de las escuelas de música de León, sigan aumentando y dure muchos años y, con el tiempo, podamos vez solistas de nuestras tierras en las mejores sinfónicas del mundo. A todos, alcaldes y profesores, mi más cordial enhorabuena por estas escuelas musicales.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Recuerdos musicales de una época de mi vida‏ / Maximino Porfirio Mayo Ramos

José Cruz Cabo
En el año 1944, me puse a estudiar música en la academia de la banda municipal que entonces era el director D. Enrique del Castillo y Jiménez, (Excautivo). A los pocos meses de comenzar a estudiar solfeo, D. Enrique se marchó de La Bañeza y se hicieron cargo de la banda, Claudio Toral y Porfirio Mayo. Claudio dirigía la banda y Porfirio, las clases de solfeo e instrumento. Uno de los días había un alumno que llevaba bastantes días con la misma lección, a pesar de que Mayo se volcaba en hacerle ver como había que leerla, el alumno seguía sin enterarse y un día le dice “Manolo dame la lección”, y éste la da y cuando llega al final de la misma, Mayo le dice, “muy bien Manolo, para mañana la misma”. Al poco tiempo dejó los estudios el muchacho.Mayo siguió dando las clases de solfeo y tocando el saxofón solista en la banda, que dirigía Claudio y si éste no podía lo hacía Mayo. En el año 1946, llegó como director de la banda Don Eloy, que fue el que me sacó para tocar en ella el trombón, que fue el instrumento que toqué hasta abril de 1952, en que marché a la mili y ya no me reintegré, solo quedé de oyenteMayo era el saxofón solista, pero también tocaba en una orquesta de aquellos años que todos ellos eran músicos, tres pertenecieron a la banda y dos no. La Orquesta Brasil, la formaban Benigno González, Porfirio Mayo, ambos tocaban el saxofón, Leandro Cordero, la trompeta, Manuel Miranda, la Batería y Francisco Miranda, el piano. A estos dos últimos les llamaba la gente Minutos, como el café cantante que tenía su padre. Los bañezanos, siempre dispuestos a hacer chistes, cuando hablaban de esta orquesta decían: “En una tarde benigna de mayo, se comieron un cordero, en dos minutos”. Porfirio Mayo, que era como se le conocía en nuestra ciudad, era pintor de profesión y ese trabajo era lo que principalmente le daba de comer, la música era su pasión, pero ningún músico de la banda podía vivir de ello, todos sus componentes vivían de sus profesiones y supongo que ahora pasará lo mismo. Mayo era, sobre todo, un hombre alegre, simpático, siempre de buen humor, siempre dicharachero, con él no había penas, pues siempre tenía una frase oportuna para conseguir hacer sonreir o reir a los que con él conversaban. Recuerdo una noche de domingo, tocando la banda en el templete de la Plaza Mayor, que Don Eloy había dicho que en los conciertos veraniegos en la Plaza, en medio de los bailables, había que meter una zarzuela, para que la gente se fuera acostumbrando a oir música más selecta y, en los ensayos de esa semana anterior, habíamos preparado, la zarzuela “La boda de Luis Alonso”, al comenzar la segunda parte, después del descanso que hacíamos a la mitad, nos pusimos a tocar esta zarzuela, y cual no sería nuestro asombro que comenzaron a silbarnos. Mayo, Eugenio, Matías y otros músicos mayores, se levantaron de las sillas y dijeron que ellos así no tocaban y nos bajamos del templete, en medio de los silbidos de la gente que se cabreó más, al ver que finalizamos la actuación y se quedaban sin bailar. Como saxofonista fue un virtuoso del saxo y sus solos en muchas de las partituras que ponían en el atril, tanto Claudio, como luego Don Eloy, tocaba los solos que le venían en los pentagramas con una perfección maravillosa. Fue uno de los grandes músicos solistas que ha tenido nuestra banda, pues había sido discípulo de Don Potenciano, uno de los directores que mejor escuela y recuerdo dejó en la ciudad, según nos contaban los mayores, a los educandos que entrábamos en la banda.Don Eloy estuvo poco tiempo, ya que en 1951 moría y volvieron Claudio y Mayo a ser los directores de la banda y la academia, Mayo hasta su enfermedad y Claudio hasta su jubilación. Precisamente al morir Don Eloy, Claudio me dijo un día, Pepe, te vendría bien estudiar mas solfeo, pero ahora cantado, y volví a comenzar el solfeo, hasta el último dia de Marzo del 52, porque pocos días después tuve que incorporarme a la mili en Medina del Campo.

viernes, 3 de febrero de 2012

La Sociedad Deportiva Bañezana El primer equipo que vi jugar en La Llanera


José Cruz Cabo. Siendo yo un niño, los partidos de fútbol se jugaban en una explanada que había en el Barrio del Jardín o Convento, cuando aún existían las ruinas del cenobio que hubo en nuestra ciudad, desde 1695 y que desapareció con la ley de Mendizábal, que expropió los bienes de los conventos. Ya en los años 40 se fundó un equipo titular que se denominó Sociedad Deportiva Bañezana y cuyos partidos tenían lugar en La Llanera, entonces perteneciente a Falange Española, y allí fue donde me entró el gusanillo del fútbol. Aquellos partidos contra la Hullera, el Júpiter Leonés, el Astorga, el Banavente y otros, fueron metiéndome el gusano del fútbol que practiqué, pero tuve que dejar por miedo a la tuberculosis. Precisamente hace pocos días se murió en la ciudad maragata, el último de aquellos jugadores que a mí me emocionaron de adolescente, José Delgado, más conocido por Pepe Gaucho. La alineación del mismo solía ser Sines, Antonio Cebolla y Pepe Gaucho, Cubero, Julio Dúviz y Antonio Dúviz, Juanín, Llamas, Seta, Quiñones y Gerardo o Chorras.La Llanera se llenaba de gente para animar a nuestros jugadores, dado que en aquellos años no había otras diversiones más que el baile y el fútbol, además del Pérez Alonso en cine y entre los espectadores más asiduos, cuando estaba en nuestra ciudad, era el sacerdote Luis “Patanín”, que finalizó su sacerdocio en Barcelona. Verle cantar los goles que metía nuestro equipo, era todo un espectáculo, ya que tiraba la teja al alto, el sombrero que entonces usaban los sacerdotes, y algunas veces hasta la pisaba, al no acertar a recogerla cuando caía. Aquellos domingos, en los que jugaban en La Llanera, eran una gran alegría para una gran parte de la ciudad, ya que era una forma de pasar un domingo entretenido y disfrutar del aire, la lluvia y el sol, en aquel campo de fútbol de arena y piedras, ya que la hierba de ahora brillaba por su ausencia, muchos raspones me hice yo, cuando casi al final de los cuarenta, jugué dos campeonatos juveniles en dicho campo.Las grandes paradas de aquel gran portero que fue Sines Aparicio, los magníficos remates de cabeza de Seta, el gran valladar que era Julio Dúviz, que hizo famosa la frase de Lángara, “balón a mí que los arroyo”, la gran calidad de Antonio Dúvid, Cubero y Llamas, la velocidad y los magníficos pases de Juanín, Gerardo o Chorras desde las bandas, la seguridad de Cebolla y Gaucho, todos ellos nos hacían vibrar cuando éramos adolescentes. Eran famosos los abrazos que cuando nuestros jugadores marcaban un gol, se daban Sines y Gaucho. Siempre que la Bañeza marcaba, Pepe Delgado se iba hacia la portería propia y Sines se adelantaba unos metros y se daban un fuerte abrazo. La pasión de los bañezanos de entonces por su equipo era incondicional, pero al mismo tiempo templada, aunque como ahora, había partidos en que los árbitros sacaban a los más ultras de sus casillas y les llamaban de todo, en eso como ahora, nada ha cambiado. Iban muy pocas mujeres al campo en aquellos años en que la mujer donde mejor estaba era en casa, pero no podemos olvidarnos en aquellos años de tres incondicionales, como eran Candelas, forofa del Atlétic de Bilbao y Matilde y María, que lo eran del Real Madrid, ya que estas tres mujeres y quizá alguna más que no recuerdo, pero de todas formas pocas, no se perdían un partido del equipo titular de entonces y luego siguieron acudiendo hasta casi su muerte con La Bañeza Fútbol Club. Las vallas de separación del público y el campo de juego eran de madera, que había que arreglar cada poco, porque los aficionados con su euforia o su cabreo, terminaban derribándolas o rompiendo parte de las mismas. Era una época de pobreza, de frío o de calor, que no se podía quitar cuando llegabas a casa, pues aquellos braseros de picón, solo calentaban los pies y la espalda se quedaba helada, por eso cuando a finales de los años cuarenta, comenzaron los cines El California y el Salamanca a funcionar, la gente, sobre todo la trabajadora, iba a calentar al cine, porque era donde únicamente encontraban calefacción.

jueves, 26 de enero de 2012

Un famoso merendero de los años 30 y más‏

José Cruz Cabo
En el mismo sitio donde hoy están las piscinas de verano, que contrató e inauguró, el entonces alcalde, Leandro Sarmiento Fidalgo, un 18 de julio de 1972, a las cinco de la tarde, hubo un famoso merendero, denominado “La Corneta”, que regentó la señora Joaquina y después su hijo Fausto del Río. Aunque siguió bastantes años después de los treinta, ya que en los veranos eran un merendero, donde la gente se lo pasaba muy bien, pues además de beber y de comer con satisfacción, era un lugar idóneo para combatir la canícula veraniega y, a la sombra de sus árboles, y pegando al río Tuerto, era el sitio más fresco de la ciudad, por lo que las tardes de los veranos, era visitadísimo por los bañezanos de aquella época, todos los días, pero de manera especial los domingos y fiestas.
Mis recuerdos de dicho merendero, están circunscritos, de una forma especial, a mi niñez, aunque también lo visite de joven, en los años cuarenta y cincuenta.
Pero de niño, sobre todo del año 33 al 38, los domingos y días de fiesta, estábamos esperando que llegaran las ocho y media, para iniciar el camino hasta cerca del merendero de “La Corneta”, donde mi padre desde las tres de la tarde, estaba cantando la lotería, a los muchos clientes que a este merendero iban a refrescar. Mi padre Manolillo, como le llamaron siempre en la ciudad, por ser natural de Camas (Sevilla), que en aquellos años, además, era el cabo de los serenos, tenía una gracia especial para cantar los números que salían, ya que a todos les ponía una cantinela, antes de decir el número: Por ejemplo el 77, eran las banderas de Italia, el 22, los dos patitos, el 44 dos monjas de rodillas, el 13, carasucia y así hasta llegar al 90, que era el último de la fila y pelao. Naturalmente en ese tiempo los niños no entrabamos en los merenderos, pero nuestra alegría era ir a buscarlo, para que nos enseñara los bolsillos, que traía llenos de calderilla de las propinas que le daban los ganadores del cartón, que entonces no había líneas, como ahora en el bingo.
Cuando lo veíamos venir, siempre acompañados de nuestra madre, la que tuvo la primera guardería en la ciudad, Everilda Cabo Valenciano, mi hermano Manolo y yo, nos abrazábamos a él y veníamos los cuatro la mar de contentos al ver que traía mucha calderilla en los bolsillos que entonces valía dinero. Al llegar a la Plaza Mayor nos compraba barquillos, pero teníamos que comerlos después de la cena, que se servía nada más llegar a casa, ya que mi padre, Manuel Cruz Pérez, cantaor de saetas y de lotería en nuestra ciudad, tenía que estar a las diez en la Plaza Mayor con todos los serenos, para iniciar el turno hasta las seis de la mañana, después de haber cantado “Alabado sea el Santísimo Sacramento”, contestaba el siguiente “por siempre sea bendito y alabado,” las diez y lo que fuera, sereno, lluvioso ventoso o nublado, decía el tercero y el cuarto Viva España y se disolvían los serenos y cada uno iba a recorrer las calles que les correspondían durante toda la noche.
Pero a mí lo que más me privaba era ir a buscar a mi padre y luego oirle iniciar el saludo de “Alabado sea el Santísimo Sacramento”, porque después nos recogíamos en casa a dormir hasta la mañana siguiente. Eran tiempos tranquilos y los niños gozábamos en la ciudad de todos los privilegios, siempre que fuéramos buenos y respetáramos a los mayores, comenzando por nuestros padres. En la Escuela de Villa los maestros nos hacían dar urbanidad una vez a la semana, para que supiéramos como teníamos que comportarnos en casa, en la calle y en sociedad y si por equivocación o por gusto, hacíamos algo indebido, nuestros padres se enteraban casi al momento y la zapatilla de mi madre comenzaba a ponernos el culo colorado.
Al morir mi madre Everilda, el año 38, mi padre se contrató en una tonelería de Puerto de Béjar y nos marchamos de La Bañeza hasta el final del año cuarenta que volvimos, pero ya mi padre se dedicó a su oficio que era la tonelería y se volvió a casar y aunque todavía cantó las saetas hasta el año 1945, después, al poco tiempo, se jubiló y hasta el año1967 siguió viviendo aquí y aquí está enterrado para siempre.