lunes, 10 de marzo de 2014

Bernardo Bécares Hernández, Un procurador famoso


José Cruz Cabo
Bernardo Bécares Hernández fue una de esas personas de nuestra ciudad que estuvo siempre muy ligado a la política municipal, ya que fue concejal varios años y era un hombre accesible para todas las clases sociales. Tenía un gran humor y era muy campechano. También fue directivo de La gimnásrtica Bañezana y de La Bañeza Fútbol Club, ya que sus dos pasiones eran el fútbol y los toros. Yo tuve mucho trato con él cuando el Bar La Marina, que tenía entonces Caluche, fue el primero de los bares locales que pusieron la televisión. No era como ahora, ya que entonces era en blanco y negro, y muchas veces se marchaba la señal, o la imagen no paraba y Bernardo siempre que había toros o fútbol estaba allí viendolos. 
Era cuando en España las naciones extranjeras eran comunistas y el Madrid comenzaba a jugar  con los paises del telón de acero por la Copa de Europa que comenzaba en los años cincuenta su andadura. También el equipo nacional jugaba el campeonato del mundo o el de Europa y el Real Madrid tenía que enfrentarse a equipos extranjeros y los ingleses tenian fama de duros y cuando un equipo español tenía que enfrentarse a alguno de los ingleses y hacían una falta a un jugador nacional, siempre decía lo mismo: “Estos hijos de la gran... Bretaña”.
Recuerdo un día que estaba en un bar y hablaban de las almorranas y el contestó, pues vaya conversación, “yo las tengo como las chicas del colegio de las carmelitas, externas, internas y medio pensionistas”. 
Era un hombre muy campechano y tenía un humor a prueba de bombas, su conversación era siempre chispeante, aguda y alegre, yo nunca le vi una mala cara y entablaba conversación con cualquiera que se le acercara, ya que nunca tuvo direrencias sociales, a pesar de que en aquellos tiempos había mucha diferencia, pues los ricos no solian alternar con los pobres, pero Bernardo Bécares esas cosas le tenían sin cuidado, y para él todos los bañezanos eramos iguales.
Siendo concejal atendía a todos los que se le acercaban para consultarle algo o para que les explicara alguna cosa municipal que no entendían, y él siempre con su buen humor, respondía a todos y acogía a todos. Siempre fue muy sociable, lleno de simpatía personal, abanderando las causas sociales que se le presentaban y dando respuestas a todo lo que él creía justo y bueno para la ciudad,  hay que tener en cuenta las diferencias tanto sociales como crematísticas de aquella época. La Bañeza era un ciudad pequeña, donde casi tdos nos conocíamos y la vida se hacía en los bares y en la calle, y cuando comenzaron los cines de la época a dar sesiones diarias, la gente ibamos al cine para poder pasar dos horas o más calientes, pues la calefacción de carbón solo la tenían los ricos en casa, los demás teníamos que calentarnos al brasero o a la cocina económica.
Bernardo Bécares era un hombre muy trasnochador, ya que le gutaba mucho la charla distendida y la conversación agradable, y fue uno de los que a las siete de la mañana de un domingo, le contestaron al párroco de gratísima memoria, de la iglesia de Santa María, Don Francisco Viloria Morán, que iba a la iglesia a las siete de la mañana y al verlos les dijo “Buenos días señores”, y le contestaron todos ellos, “Buenas noches Don Francisco”.
Su gran envergadura física, era muy alto, solo la empleó para algunas becerradas que toreó en la ciudad, cuando en las fiestas se montaba una plaza de toros, ya que el toreo le gustaba muchísimo, y cuando podia dar unos capotazos en la patrona, parecía que todavía le hacía más grande frente a los chotos que se traían para las becerradas.
Estos días me ha venido su recuerdo a la memoria, y por ello he querido rendirle un pequeño homenaje a uno de los conciudadanos mas nobles y agradables con los que yo he tratado, a lo largo de mi vida, para que su memoria quede imborrable en la historia de nuestra ciudad, que el colaboró a engrandecer con su personalidad, su sencillez y su entrega generosa, pues los concejales en aquella època no cobraban por su labor concejil, el tiempo lo tenían que sacar dejando sus negocios o quehaceres, para dedicarlo a la comunidad.

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