viernes, 14 de marzo de 2014

Despedida dolorosa a mi amigo Polo Martínez



José Cruz Cabo
Yo conocí a Leopoldo Martínez Martín, cuando era un joven recién venido del Seminario, donde estuvo varios años. Al dejar el seminario y quedarse en La Bañeza, entró en los jóvenes de Acción Católica y en el Hospital, hoy guardería de las Misioneras, teníamos los circulos de estudio, del que yo era responsable de grupo, y a través de los mismos nos fuimos haciendo amigos, después en el año 1968, se hizo cargo, con su cuñado Carlos Alonso, de El Adelanto, por lo que nuestra relación se estrechó a un más. En el año 72 en octubre, entró a trabajar en las oficinas de hacienda que entonces había en nuestra ciudad y dejó El Adelanto, por falta de tiempo para atenderlo, pero nuestra amistad siguió incólume hasta hoy, que cuando llego a la imprenta me entero de su fallecimiento.
Polo Martínez, como se le conocia entre los bañezanos, era de una calidad humana excepcional, fue el pimero que comenzó a organizar, con su inseparable cuñado Carlos Alonso, los desfiles de carnaval. Le estoy viendo entrar en Gráficas Nino para darme originales para El Adelanto, y explicarme lo que había que poner en cada número del mismo, y los viernes entraba para saber si ya tenía completo el semanario. Si faltaba algo le decía: “Polo me falta un cuarto o media plana para finalizarlo” y él me buscaba un anuncio o un artículo para poder acabarlo. También fueron los iniciadores de los Concursos Literarios de nuestro semanario y Polo se encargaba de buscar el jurado y organizar la entrega de los premios, que entonces eran tres los premiados,
Fueron muchas las horas que pasamos juntos en Gráficas Nino y cuando buscó otro trabajo, nos encontrábamos muchas veces en la calle o en un bar, o paseando con el amor de su vida, Julina Alonso. Una mujer de una bondad y una amabilidad envidiable.
Cuando se fueron a vivir a León por el trabajo de Polo, la amistad no se cortó y cuando venían a la suya y nuestra ciudad, siempre encontraba un hueco para venir a la imprenta y charlábamos de los avances o retrocesos de La Bañeza, ya que siempre estuvo muy ligado a la ciudad que le vió nacer, lo mismo que su esposa Julina,
Polo fue siempre una persona agradable, de fácil trato, amable, incondicional de sus amigos y un bañezano de pura cepa. Yo solo tengo palabras de elogio y amistad para él, porque fue siempre un gran amigo y una persona de gran corazón.
En los momentos de su ida al más allá, quiero enviarles a su esposa Julina, tan bañezana y amable como él, a sus tres hijos, a sus hermanos y a su cuñado Carlos, mi profundo sentimiento de dolor por un amigo más que se me ha ido, al que echaré mucho de menos mientras viva, esperando que en el otro mundo se haya reunido con sus padres, y esperando poder seguir nuestra amistad en otra esfera superior. Amigo Polo, hasta siempre.

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