jueves, 29 de mayo de 2014

Adios a un presidente afable y cordial


José Cruz Cabo 
Yo conocí a Alberto Pérez Ruiz, cuando fue presidente de la Diputación leonesa y volví a charlar con él siendo alcalde de Valencia de Don Juan, en un partido en que el equipo bañezano se jugaba la permanencia en tercera, contra el Zamora y que hubo que jugar en dicha ciudad coyantina, porque la Llanera estaba castigada.
Siempre que estuve con él, la charla era amena y agradable, ya que era un hombre no solo asequible sino cariñoso y un buen conversador. No había problemas en hablar sobre lo que uno quisiera, ni preguntar lo que te viniera en gana. Alberto, siempre calmoso, nunca lo ví enfadado, ni contestar con palabra airada te atendía con amabilidad.
Recuerdo aquel partido, porque lo encontre en el estadio de su pueblo, era muy aficionado al fútbol, y estuvimos charlando un buen rato, mientras el partido discurría y su palabra siempre sencilla y agradable, me permitió preguntarle por varias cosas de la Diputación, entonces era corresponsal de “Diario de León” y a mis oidos habían llegado discrepancias con el alcalde de entonces de nuestra ciudad. Con su natural sencillez me contestó: ·Mira yo tengo ningún problema con el alcalde de La Bañeza y no es que no lo reciba, es que tengo dicho que cuando vaya él, yo no estoy”. Después me explicó las razones que tenía para no recibirlo, pero en una nota de eterna despedida no las voy a poner.
Pero aquella charla me ganó para siempre su amistad y cuando nos veíamos de tarde en tarde, la conversación siempre iba dirigida a La Bañeza o a Valenia de Don Juan, así como a nuestros gustos particulares. Para mí fue una bendición conocerle y tratarle, y en estos momentos de dolor, cuando me enteré de su fallecimiento, no quiero dejar de expresar mi sentimiento de dolor por la pérdida de Alberto Pérez Ruiz y expresar a su familia mi sentido pésame, ya que dentro de las personas que he conocido con motivo de mi quehacer de corresponsal, ha sido uno de los hombres que más huella me dejaron por su sencillez, caballerosidad y amabilidad. Querido Alberto: hasta que nos reunamos en el más allá. 

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