sábado, 6 de septiembre de 2014

49.- La Sociedad de Socorros Mutuos La Caridad de La Bañeza.-


El 1 de abril de 1885 se fundó en la villa bañezana la sociedad de asistencia y de socorros mutuos denominada La Caridad. Por las mismas fechas se creaba con idéntico nombre e iguales fines otra sociedad en Valencia de Don Juan, a semejanza de la que ya existía en León desde 1879 y de la que se crearía en Astorga en 1897.
  El reglamento por el que desde entonces se venía rigiendo fue modificado el 30 de noviembre de 1898 por una comisión de asociados de la que formaron parte Modesto Ruiz García (presidente de la Sociedad), Joaquín Santos, Nicolás Posada (celador), Victoriano Toral Vidales (tesorero, y presidente posterior), Severiano Santos Fraile (censor), León Vázquez, José Moro, y Marcos Pérez González (secretario). Fueron entonces miembros de la Junta directiva, además, Gaspar Palau (vicepresidente), Jesús Casas (interventor), Eulogio Ruiz (vicesecretario), Tomás Astorga (celador), y Nicolás Santos (censor). 
Su finalidad era el auxilio de sus asociados, residentes en La Bañeza, mayores de 18 años (y con permiso de sus ascendientes o tutores los menores de 23 no emancipados), gozando de buen concepto público y de buena salud, y no habiendo sido penados, siendo la Sociedad “por su naturaleza y propósitos, absolutamente extraña a todo concepto político”.
Los socios numerarios aportaban la cuota mensual de una peseta además de la cantidad de 11, 15, ó 20 a su entrada según fuera su edad de hasta 30, hasta 40, o de más de 45 años, lo que les daba derecho a ser atendidos en sus enfermedades ellos y sus esposas por el facultativo de la Sociedad y a que se le suministrasen los medicamentos precisos para su curación; a ser socorridos con una peseta diaria mientras dure la misma; al auxilio de 10 pesetas para gastos de viaje para ser operado, consultar, o tomar aguas o baños medicinales; a ser acompañados en su enfermedad (si fuera necesario) por otros dos socios durante la noche; a que a sus esposas se les abone 35 pesetas a su fallecimiento, y a que su cadáver fuera acompañado al cementerio por la totalidad de los integrantes de la Sociedad. En unos tiempos en los que la atención médica se cubría desde los ayuntamientos mediante la Beneficencia municipal para los declarados pobres, y por las avenencias o igualas privadas con los profesionales de la medicina, si los socios eran declarados ricos por la corporación municipal, lo que conllevaba no disfrutar del derecho a ser atendidos gratis por el facultativo del ayuntamiento, tampoco lo serían de igual forma por los médicos de esta Sociedad, según el artículo 20 de su Reglamento. Se regulaba también el disfrute de las prestaciones de la Sociedad por las viudas de los socios y por sus esposas en ulteriores nupcias.
La Caridad debió de tener un notable éxito en La Bañeza, y un alto número de asociados, lo que habría de dotarla de considerables medios económicos. En mayo de 1914 organiza una función benéfica “en el destartalado Coliseo” para recaudar fondos “a beneficio de las clases humildes, despojos de una sociedad sin entrañas”, que no tuvo gran concurrencia, según denuncia el maestro Servando Juarez Prieto en El Jaleo de aquel mes, y en la que participaron la Banda Municipal de Música dirigida por Potenciano Pardo Crespo y la compañía de teatro Adame-Catalá. En la reseña que el periódico mensual dedica al acto se alude a que “esta Sociedad tiene mucho dinero”, y a que por ello los fondos recaudados debieran destinarse al hospital recién abierto con prisa, para el cual “nadie da un cuarto…, ni los ricachones…”


En la sesión municipal del 26 de mayo de 1931, la corporación que ya es republicana autoriza a la Sociedad la construcción de su nueva sede (para ella se le había cedido ya el 2 de marzo “uno o dos lotes de madera de los planteles comunales”) en la que entonces es la Avenida del General Primo de Rivera, y allí será inaugurada el 12 de agosto de 1934, cuando la calle sea ya de Pablo Iglesias (aunque se siga conociendo como de la Estación). Antes y hasta la construcción de la Casa del Pueblo en 1933, un ala de su anterior edificio albergó en “una mediana sala de actos” a la Federación Local de Sociedades Obreras y la Agrupación Socialista bañezana, en una ocupación y propiedad compartida por mitad entre estas y aquella sociedades en el inmueble levantado sobre el solar que antaño había cedido a la Sociedad Obrera el consistorio.


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