lunes, 25 de julio de 2016

Haciendo historia de mi vida

José Cruz Cabo
Buscando otra cosa en mi escritorio, me encontré con un ejemplar de “EL ADELANTO BAÑEZANO, de fecha 24 de Diciembre de 1992, en el que en la última página trae con Fotos de Delfín, el homenaje que Diario  de León, me ofreció como despedida de 27 años enviando sin parar noticias de La Bañeza al diario provincial más longevo, ya que todavía hoy sigue. El homenaje fue realizado en Casa Boño, con una comida en la que estuvieron presentes El Director del diario leonés Paco Carrión,  El Director General y bañezano José Gabriel González, el Alcalde de la ciudad, Antonio Fernández, Delfín Pérez que realizó las fotos de dicho homenaje, Martín Peláez que me sustituía pero duró poco tiempo, el presidente de los empresarios, José Antonio Gutiérrez, la concejal Olga Cabero, junto a mi esposa y yo. Además el Diario durante unos veinte años me estuvo pagando las crónicas que enviaba, las mas caras la de los partidos de futbol
Se me entregó una placa y un obsequio de cada uno de los asistentes y a mi esposa un precioso ramo de flores, entregado por el director Paco Carrión.
También recuerdo que hace diez años, en el 2.006, en la comida de Exaltación de los valores maragatos, Radio Popular de Astorga, ya Cope Astorga, me entregaron un obsequio por mis cuarenta años como corresposal de dicha emisora y ahora ya voy por el 51.
Si embargo cuando me quitaron de subdirector de “El Adelanto Bañezano”, a la chita callando, después de cincuenta y cinco años escribiendo y luchando porque no desapareciera, sin  otro afán de que la ciudad tuviera un semanario, me dijeron que podía seguir escribiendo pero no me ofrecieron un homenaje o un detalle por los cincuenta y cinco años escribiendo y 33 de ellos llevando la obligación de mantenerlo firme y continuo, no solo no se me ofreció ningún tipo de homenaje, sino que se hizo todo calladamente y encima tenía que seguir escribiendo para unas personas que fueron desagradecidas y me dejaron con los cantares aprendidos y no me dieron ni las gracias por haber mantenido el semanario bañezano más longevo que ha tenido la ciudad y que me alegro de que siga saliendo todas las semanas, pero cuando la gente no es agradecida no se puede colaborar con nadie. 
Porque además, para mayor desagradecimiento, cuando el ayuntamiento me concedió la calle, el semanario local no publicó nada diciendo que me la iban a dar. La Emisora de La Bañeza, para la que había colaborado más de diez años, tampoco se hizo eco de la noticia y Onda Cero menos. Para más inri cuando se me pide la Alubia de Oro de dicho semanario, que no la tengo porque mientras fui jurado no quise que me la dieran, me hacen el vacío y no me la dan a pesar de las muchas firmas encabezadas por el Vicario de la Diócesis Don Marcos Lobato. Lo único que pido ahora es que cuando me muera me dejen en paz y no me hagan elogios que ya no puedo ver.

viernes, 22 de julio de 2016

Lo que han cambiado las fiestas



Por José Cruz Cabo

Han pasado muchos años, nuestra ciudad, ha ido cambiando y mejorando de aspecto urbanístico y por ello las fiestas han ido cambiando con el paso del tiempo, dado que la sociedad, la forma de vivir y de divertirse, también han cambiado-
Hay que tener en cuenta que hasta el año 1948 no comenzaron a ponerse las aguas corrientes, porque la traida del agua ya cambió muchas cosas en las casas y en el aspecto de la ciudad.
Los fuegos artificiales por eejmplo yo los vi en la Plaza Fray Diego Alonso, cuando los hacía el seor Santiago el “cuetero”. Cuando se quemaba el último de los cohetes,. una gran lona con la pintura de la Asunción caia en medio del extruendo de los mismos, y el día de San Roqie era la figura de San Roque la que se veía al finalizar los fuegos.
De allí pasaron a la Plaza Mayor, pero uno de los años un cohete le quemó un trozo de la  cara a una señora y al año siguiente se hicieron en el Rios Tuerto  a la altura de las piscinas de hoy y se llamaron fuegos acuáticos. Posterior,emte se hacian en la cuesta del polvorín, después pasaron al Parque infantil y de allí al polideportivo. Actualmente se queman en la  zona de Eroski y naturalmente la belleza de los mismos también ha cambiado y se hacen más vistosos y de distintas maneras.
Las barracas han pasado de ser unas cosas pequeñas para los niños, como los caballitos y después los coches de choque, hasta las innumerables formas de hoy en día que tienen una mayor atracción, mayor vistosidad y más complicaciones y cambiarán más a medida que los robots, los ordenadores y los teléfonos móviles vayan cambiando.
De las carrozas realizadas con carros tirados por caballos o bueyes, a las de hoy con tractores, hay una diferencia enorme y ahora como no tenemos Reina ya no hay ni carrozas.
Uno de los espectáculos que más gente atraia a la Plaza Mayor eran los conciertos de la Banda de Música y Las Cucañas. Los chavales por cien pesetas en la punta más alta de la cucaña o por un jamón, intentaban subir, pero hasta que no se habían llevado la mayoría del sebo  con que se untaba la cucaña, que los trajes de los primeros iban untandose y llegaba un momento que ya no estaba tan resbaladiza y uno conseguía llegar a la punta y coger las cien pesetas o el jamón.
El primer programa de fiestas que se hizo con fotos en color de La Bañeza, se imprimió en la Imprenta de Mijares hoy de Rancho, y fue el segundo de los programas que yo realicé, con la ayuda del Señor Mijares.
En fin la vida todo lo cambia y la misma carrera de Motos que antes se hacia entre las calles hoy Via de la Plata, El Salvador, Ramón y Cajal y Escultor Ribera, ya no es la misma ni se le parece. Los espectáculos tanto de teatro como de variedades, se instalaban en la calle. Los Toros se hacian en la zona de San manuel primero y después en el  Patio hoy del Instituto Ornia, hasta que pasó a ka zina actual. El torero más famoso que estuvo fue Palomo Linares en su mayor apogeo, y salió a hombros. Yo le saludé en la pesión donde estuvo y le hice una entrevista, pero no entendí el magnetofóno y no se grabó la entrevista.
En fin la vida cambia, las personas cambian, los políticos locales y nacionales cambian y aunque no se quiera las cosas cambian porque unas mueren y otras aparecen, 
Felices fiestas a todos los bañezanos y forasteros que nos visiten

domingo, 17 de julio de 2016

Desayuno con…las raíces, el origen‏

Hay momentos en la vida de las personas, en los que de forma espontánea surgen interrogantes sobre aspectos trascendentes de sus propias vivencias y lo que las ha rodeado. Casi de manera natural estas inquietudes van rolando en función del periodo vital del individuo. Con la juventud las preguntas e inquietudes están orientadas de forma casi obsesiva, en relación con el mañana, lo que está por venir, el futuro inmediato, el corto plazo. La inmediatez es una cuestión inherente a esa etapa en la que uno cree llegar tarde a casi todo. En la que la vida como el agua, parece escaparse entre los dedos de una manos nerviosas e inquietas. Una sensación de pasar flotando por los momentos y lugares que nos rodean, sin amarras, con la maravillosa sensación de sentirnos dueños de nuestro destino, sin tiempo de mirar hacia atrás.
En cambio, cuando el otoño de la vida amarillea el paisaje interior de cada uno, el pasado adquiere una gran importancia. Surge la necesidad de repasar lo vivido y van surgiendo las preguntas. ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? ¿Quiénes somos? Los lugares y quién los habitamos, pasan a tener una gran relevancia. Para los que vivimos en lugar distinto al de nuestro nacimiento-ese es mi caso-es casi inevitable que en la imagen diaria de nuestra mente aparezcan escenas del ayer; del origen. Es como si nuestro cerebro nos trasladara al principio de todo y los cajones de la memoria saltaran desordenados colocando nuestro pasado en nuestro presente, nuestra niñez en nuestra madurez avanzada. Es como una necesidad indomable. Sentir enraizarnos de nuevo en el lugar y las circunstancias que cada uno vivió allá donde los viviera, en el inicio de todo.
Una mirada hacia atrás buceando en el ayer dulcifica el gesto y dibuja una sonrisa enmarcada entre los surcos rugosos de la vida transcurrida. Hay un gesto cómplice del abuelo al contemplar las pocas fotos que conserva de su pasado. Su memoria, sin embargo, lo traslada a la vida en el pueblo que lo vio nacer, el de cada uno, incluso al barrio, a la calle por la que correteaba con sus compañeros de andanzas infantiles. En ese viaje interior se esconde una fuerza incontrolable que arrastra hacia la profundidad de las raíces, del origen. Es como si la necesidad de fijarnos a la tierra, en busca de la esencia, fuera superior a todo. Y de pronto sentir, convertidos en cangilones de la solitaria noria en la huerta baldía, trasladarnos a la profundidad en la que refrescar nuestra memoria para sin dejar ahogarnos en ella devolvernos a la superficie y seguir recorriendo el día a día. Seguir haciendo camino aunque por momentos nos sintamos un poco extraños allá donde estemos.
¿Quién, en esta fase otoñal no tiene asociado a sus recuerdos el rio con sus retamas y juncos, la calle o plaza donde jugaba, en el pueblo, en la ciudad donde nació? ¿Quién no ha contado a sus hijos las historias de su pasado, sabedores de que en sus vidas las referencias serán otras? Con esa sensación de ser el último eslabón de la cadena vital que aún sigue vinculándonos a lo que nos antecedieron, al inicio de todo. Por momentos es como si tuviera la necesidad de conectarme a un gran pulmón imaginario, La Bañeza, el pueblo y la ciudad en la que nací, que llene de ese aire necesario para continuar respirando en la distancia por otro periodo. Cada vez más corto y a la vez más lejano.
Hace unos días tuve la enorme satisfacción de enseñar mis raíces a mis nietos Julen y Diego. Por momentos emocionante, ellos, Delio, con sus seis y cuatro años no habían tenido la oportunidad de impregnarse de los olores y colores que surgen de la raíz identitaria de un pueblo, el nuestro, La Bañeza. Un sentimiento de paz interior me inundaba, había cumplido con una promesa heredada. Ahora, cuando los ciclos vitales se vayan cumpliendo y el paso inexorable del tiempo se asocie con el destino, ellos también podrán decir, emulando a mi admirado Don Miguel Hernández, aquello de: en La Bañeza, su pueblo y el mío, caminamos con el abuelo junto al río, jugamos en la plaza mayor, paseamos de su mano por la calle del reloj… buenos días
con mis nietos en la plaza mayor

viernes, 8 de julio de 2016

Frases, dichos y anécdotas simpáticos


José Cruz Cabo
Nos contaba el señor Sierra, al que llamábamos maestro, porque había sido maestro de Luis Cadenas y Pepito Carrascal, dos dichos interesantes.
“En estas mañanas frías / los amigos verdaderos / ni se dan los buenos días / ni se quitan el sombrero. Esta cuarteta era para el invierno. Para el verano tenía esta otra: Con estos calores que hace / se derriten los gorriones/y hasta las mismas personas / se fríen como tostones. 
Una cuarteta que hizo muy famosa. Antonio Núñez, (Boño), rememorando esa que comienzan hay sábados sin sol, fue esta: No hay sábado sin sol, ni corro de chapas sin Moratinos/y si el corro es de sentados/allí está Benito Aguado.
Un dia de hace muchos años, pasaba Antonio Núñez por la acera de la Farmacia de Josefa Toral y enfrente estaba la carnicería de Angel Fonfría y a la puerta estaba Fermín Ortiz (Niní) hablando con Kika la Tarinda. De acera a acera Niní le pregunta a Antonio por el titulo de la película del cine Salamanca, y Antonio le contesta “Adios Kira” y Kika cree que es ella y dice adiós Antonio.
En una librería de los años cincuenta, entra un cliente y pregunta si tienen estampas del Niño de Murillo y el dependiente le contesta: “No pero las tenemos de suegras”. El problema fue que hubo que explicarle al dependiente que si había estampas del Niño de Murillo, pero él no sabía lo que era el Niño de Murillo.
En una de las imprentas de la ciudad, una familia forastera encargó unos recordatorios de defunción y todos los que trabajaban allí leían en el nombre de la esposa del difunto, “Colatines”. En ese momento llegó un abogado de la ciudad y se le preguntó y contestó Colatines y además dijo que sí existía ese nombre. Los recordatorios se hicieron así y cuando llegó la familia a recogerlos, resultó que no era Colatines si no Catalina, con lo que los recordatorios terminaron en la papelera y hubo que hacer otros con Catalina.
Hace años las comunicaciones eran muy difíciles y los de los pueblos como La Cabrera, no tenían más que un coche de línea cada cierto tiempo y se dieron casos de tener un familiar muy grave por lo que aprovechaban la venida a La Bañeza del coche de linea, para comprar la caja para el día que se muriera y los recordatorios sin fecha de fallecimiento. Eso lo ponían a mano los familiares. Las cajas en los coches de línea, solían ir en la Vaca y en mas de una ocasión se dio la macabra broma de uno de los viajeros que porque llovía se metía en la caja para no mojarse y el susto de los demás al ver salir a alguien de dicha caja era para paralizar el corazón y más entonces que tanto asustaba la muerte.
En la zona de la Valduerna, hace muchos años había un médico que no ejercía, se dedicaba a la labranza, los familiares de un vecino de dicho pueblo estaban hartos de ir a médicos, todavía la seguridad social no funcionaba como ahora, y decidieron llamar a ese médico para que mirara a ver si podía curar lo que otros les decían que no y este médico, que después ejerció unos años en nuestra ciudad, vio al enfermo, les pidió una cinta métrica o un metro, se lo dieron, midió al enfermo y les dijo a la familia, “necesitáis una caja de 1,65 para enterrarlo, porque le queda poco tiempo de vida”.
No se trata más que dejar constancia de algunas anécdotas que viví y que para las nuevas generaciones les pueden resultar curiosas.

miércoles, 6 de julio de 2016

95.-La gestora municipal bañezana del Frente Popular.-

Como en otros numerosos lugares en aquellas fechas, también en La Bañeza tomaba posesión el 13 de abril de 1936, a las ocho de la tarde en la sesión extraordinaria de la Corporación rehabilitada apenas un mes y medio antes, la Comisión Gestora municipal de signo frentepopulista (el mismo de los vencedores en las elecciones generales del 16 de febrero de aquel año) nombrada por el gobernador, y así, según consta en las actas de la misma:
Bajo la presidencia del alcalde Joaquín Lombó Pollán se reúne la Corporación para dar posesión a la Comisión Gestora en virtud de órdenes recibidas del gobernador civil de la provincia a las 16,15 horas, asistiendo los señores Ángel González González, Isaac Nistal Blanco, Porfirio González Manjarín, Toribio González Prieto, Leopoldo Bahillo Melero, Joaquín Perandones Franco, Eumenio Fernández Alonso, Eugenio Sierra Fernández, Joaquín González Duviz, Fernando Alba Flórez, y Narciso Asensio Asensio.
La comunicación del gobernador dice: “Por razones de orden público, y en uso de las facultades que me están conferidas, he acordado suspender ese ayuntamiento, nombrando para sustituirlo una Co-misión Gestora, constituida por los señores que al margen se expresan. Lo comunico a Vd. para su conocimiento y a fin de que convoque inmediatamente a los interesados y les dé posesión de los cargos dándome cuenta de haberlo verificado. León, 11 de abril de 1936. El Gobernador Civil: Emilio Francés. Sr. Alcalde de La Bañeza”. Al margen: “Joaquín Lombó Pollán, Porfirio González Manjarín, Isaac Nistal Blanco, Ángel González González, Toribio González Prieto, Leopoldo Bahillo Melero, Joaquín Perandones Franco, Eumenio Fernández Alonso, Eugenio Sierra y Fernández, Joaquín González Duviz, Fernando Alba Flórez”.
Cesan los señores suspendidos y aceptan los designados, acatando unos y otros las órdenes de la superioridad y tomando posesión los mencionados señores de sus cargos quieta y pacíficamente. El señor Asensio Asensio toma el uso de la palabra para despedirse, y la presidencia le invita a que no lo haga por tratarse de una sesión extraordinaria que se ha de contraer al orden del día, ausentándose aquel entonces de la sala.
Se vota a continuación el cargo de alcalde-presidente, obteniendo Joaquín Lombó 10 votos y 1 Ángel González, quedando el primero designado y continuando en su puesto, en el que ya ejercía. Se vota después el cargo de primer teniente de alcalde, siendo votado por 10 Ángel González (designado y que también continua en el puesto que ya desempeñaba) y obteniendo 1 voto Eugenio Sierra. Como segundo teniente de alcalde resulta Eumenio Fernández, con 10 votos (obtuvo 1 González Duviz). Como regidor síndico se elige a González Manjarín con 10 votos (1 obtuvo Bahillo Melero). Se acuerda por unanimidad celebrar las sesiones ordinarias los lunes y miércoles de cada semana a las 20 horas en primera y segunda convocatoria respectivamente.

Los cargos municipales y su ejercicio seguían careciendo aquí y en la inmensa mayoría de las localidades (salvo en grandes ciudades y capitales de provincia) de remuneración alguna, a pesar de la frecuencia semanal de sus reuniones; en el año2012 la Corporación bañezana celebraba plenos ordinarios el último jueves de cada mes impar). Componían la Gestora seis socialistas, dos miembros de Izquierda Republicana y otros tantos de Unión Republicana, desconociendo con certeza la filiación política del elegido alcalde, Joaquín Lombó Pollán, seguramente también de IR (a tenor de
su posterior dimisión), designado por el gobernador civil, como los restantes, en función del reparto de poder surgido de las anteriores elecciones generales.
Se aprueban en el pleno del día 15 las comisiones municipales en la forma siguiente: de Obras y Cementerio, Isaac Nistal, González Manjarín (ambos socialistas), y González Prieto (de Izquierda Republicana); de Hacienda y Mercados, Ángel González (socialista), González Duviz (oficinista, afiliado a la UGT, había sido presidente de la Casa del Pueblo en 1934), y González Prieto; de Beneficencia, Eugenio Sierra (socialista), Joaquín Perandones (industrial, de Unión Republicana) y Leopoldo Bahillo (industrial, de Izquierda Republicana); de Matadero, Eumenio Fernández (del comercio, de Unión Republicana), Fernando Alba (socialista, jornalero, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Tierra, integrado en su Federación Nacional y afecto a la UGT) y Ángel González; de Música, Isaac Nistal, Eumenio Fernández, y Eugenio Sierra; de Luz, González Manjarín, Joaquín Perandones y Leopoldo Bahillo; de Policía rural, Ángel González, González Prieto, y Fernando Alba; como vocal en el Consejo local de Primera Enseñanza se elige de nuevo a Toribio González Prieto.


Manifestación del Primero de Mayo de 1936 en La Bañeza


Apenas un mes más tarde, la sesión municipal del día 20 de mayo era presidida por el primer teniente en funciones de alcalde (se había hecho cargo de la alcaldía el día antes), y en ella
Dase lectura de oficio de Joaquín Lombó Pollán dirigido a Ángel González González, que dice: “Por haber dimitido ante el señor gobernador civil de la provincia del cargo de gestor, así como los señores Toribio González Prieto y Leopoldo Bahillo Melero, se lo comunico a usted a todos los efectos y a fin de que seguidamente se haga cargo de esta alcaldía. Viva usted muchos años. La Bañeza, 18 de mayo de 1936”. Manifiesta el presidente que él se hizo cargo de la alcaldía y lo comunicó a su vez al gobernador en oficio que decía: “Habiéndome hecho cargo de esta alcaldía accidentalmente como consecuencia de oficio recibido de don Joaquín Lombó Pollán en que me comunicaba haber dimitido ante V.E. del cargo así como los señores don Toribio González Prieto y don Leopoldo Bahillo Melero, se lo comunico a V.E. a los oportunos efectos. Viva V.E. muchos años. La Bañeza, 20 de mayo de 1936”, y propone que se proceda al día siguiente a la designación de alcalde para que el que resulte nombrado en propiedad proceda con amplia autoridad. Expone Eugenio Sierra que ignora las razones de la renuncia de que se les da noticia, y que lamenta la ausencia de los señores dimitidos, viendo con disgusto que se hayan marchado hombres que tanto podrían haber ayudado.

A propósito de los posibles motivos de la dimisión del alcalde, ya se pide desde la izquierda bañezana en el semanario socialista astorgano El Combate el 23 de abril la misma o su destitución urgente, porque, según se dice entonces, cuando la movilización fascista (de una semana antes) que
obligó a ocuparse a Casares Quiroga del ministerio de Gobernación se envió un telegrama circular a todos los ayuntamientos españoles para que se detuviese gubernativamente a los directivos locales del fascio y organizaciones similares, “y nuestro suave y untuoso alcalde se guardó el telegrama en el bolsillo y dejó que campasen por sus respetos los ‘Marqueses’ (se referían al médico bañezano Manuel Marqués Pérez, Jefe local y provincial de la Falange, ilegalizada desde mediados del pasado marzo), los ‘Matadores’, y todos los fascistas de la farmacopea bañezana”. Cuando los elementos de izquierdas, extrañados de esa lenidad, le exigieron información sobre aquella circular y el cumplimiento de la orden que incluía, “respondió que el gobernador le diera nombres, ya que él los desconocía”. Ahora que se necesitan alcaldes enérgicos, “este, que suponemos republicano, en cuyas manos la vara municipal se convierte en blando macarrón cocido, desconoce los elementos monárquicos de una ciudad tan pequeña como La Bañeza”.


Joaquín Perandones Franco con su esposa Eudosia Alonso Ruiz y la hija de ambos, (en el Café Ideal ?) en torno a julio de 1936.


Los dos gestores que lo acompañan en la dimisión, Toribio González Prieto (de pasadas afinidades socialistas) y Leopoldo Bahillo Melero (industrial dueño del Garaje Bahillo, concesionario de los vehículos Citroën, situado en las inmediaciones de la cárcel, nacido en 1884 en Bilbao, ajustador, desposado con Felisa Vidales –de Villanueva de Jamuz- y padre con ella de dos hijos, Jesús, nacido en San Sebastián en 1921, y Francisco, nacido en 1928 en La Bañeza y fallecido en 1935), conformaban en la Gestora municipal la minoría de Izquierda Republicana, por lo que aquella continúa constituida en adelante por socialistas y dos miembros de Unión Republicana (de los cuales uno, Eumenio Fernández –tenido luego por masón-, había dejado ya de asistir a todos los plenos posteriores al 29 de abril por motivo de la enfermedad que lo aquejaba).
El día 15 de julio, en la que sería la última sesión municipal de los corporativos de aquella Comisión Gestora nombrada por el Frente Popular, se acordaba “contribuir con 25 pesetas a la suscripción nacional pro hogar de la señora de Ortega y Gasset” (Eduardo, dañado cuando desde el extremismo de derechas se atentó contra su vivienda con una bomba el 7 de abril). El acta de aquel pleno ya no tendrán ni siquiera ocasión aquellos gestores de firmarla. La que siga será la que el día 21 dé fe de la siguiente
Diligencia
Por ella hago constar que en el día de hoy y hacia las seis de la tarde, como consecuencia de la entrada de tropas militares y milicias ciudadanas, principalmente de Falange Española, en que sumaron esta ciudad al movimiento españolista y después de haber cesado por parlamento que tuvieron con el Jefe que mandaba la referida fuerza los señores que hasta dicha toma venían constituyendo la Comisión Gestora, por designación que con carácter provisional hizo don Cándido Pérez Antón sargento
del Regimiento de Toledo nº 26 de guarnición en Zamora que como Comandante Militar quedó en esta ciudad, fue designada la siguiente Comisión Gestora: don Félix Espeso González, alcalde-presidente, y como vocales don Alfonso Rodríguez Luengo, don José Ramos Pérez, don Inocencio Santos Vidales, don César Seoanez Romero, don Pedro Rivas Rivas y don Francisco Pérez Alonso, quienes inmediatamente tomaron posesión de su cargo. La Bañeza, 21 de julio de 1936”.

Todos ellos (la mayoría de los gestores designados por la autoridad militar sublevada eran falangistas), con el comandante militar y el secretario municipal José Marcos de Segovia, firman el acta, a la que seguirá la que lleva fecha del 4 de agosto de 1936.

94.-El Cuartel de la Guardia Civil de La Bañeza.-

En 1874, después de ser despedida de la casa que hasta entonces y desde su despliegue en 1853 ocupaba, se aloja la Guardia Civil en La Bañeza en la llamada Casa-Estudio, acondicionada provisionalmente para ello hasta que en 1878 pasa a habitar un viejo caserón de enorme patio y espaciosos corrales en el Barrio de Bueyes. Unos años antes, en mayo de 1872, junto con 18 voluntarios bañezanos a caballo al mando de don José Latas Valcarcel, la guarnición de la villa se empleó contra una partida de carlistas agrupados en Destriana, a los que cercan en Castrocontrigo haciéndo-se con cinco prisioneros, monturas, armas y municiones de boca y de guerra. La hazaña y sus auto-res fueron recibidos en La Bañeza con vítores y júbilo. En el verano de 1873 el gozo se trocaba en pesar por el grave altercado y enfrentamiento producidos entre facciones rivales y afines a la Prime-ra República recién instaurada, sofocados por los cerca de cuarenta miembros de Infantería y de Caballería de la Benemérita asentados en el lugar.
En 1893 el vecino de la calle de la Parra (oficialmente y desde 1863 de Juan de Ferreras), Juan Tejedor García, acuerda con el capitán accidental de la comandancia, Lorenzo Lapresta Muñoz, arrendar una casa de su propiedad para vivienda de guardias civiles, formalizando un contrato del que remiten copia al alcalde en 1908. Al año siguiente aparece la necesidad de reparar la planta baja de aquel edificio, y Mariano Seoanez Quiñones (uno de los mayores contribuyentes de la ciudad) se compromete a construir una residencia en la que habiten los miembros de la institución armada, lo que no llega a realizarse. En 1910, el 1 de julio, la fuerza destacada en La Bañeza ocupa la casa que en la plaza de los Bueyes (de Romero Robledo desde marzo de 1907 a mayo de 1937, en que se nombra de José Antonio Primo de Rivera) posee la vecina Juana Benito León, lo que comunica a la alcaldía el primer teniente del puesto, Víctor Muñiz, para que se haga cargo de su alquiler; también se hace del costo de 2 pesetas que presenta Manuel Toral “por mudar un viaje de muebles de un cuartel a otro”. Esta será la sede del cuartel, en el edificio que fue después comercio de Eulogio Crespo Moreno, hasta su traslado a la nueva que desde 1937 y hasta el presente ha venido ocupando.
En 1911 la Corporación acordó edificar en el solar del viejo Teatro Municipal (que se preveía derribar) una casa-cuartel capaz e higiénica; se elaboro proyecto con pliego de condiciones y presupuesto para su construcción; se estableció un sistema de suscripciones, y se recibieron solicitudes para ello de los constructores José y Emilio Perandones Cabo, adjudicándose al último en subasta para suspenderse esta después y abandonar el empeño en este punto. Desde entonces hasta 1914 llega a presupuestarse un Pabellón de la casa-cuartel de la Guardia Civil de La Bañeza, y en febrero de aquel año se solicita al Consistorio el aumento en cinco más de las dos luces del puesto a su cargo.
En los años veinte y anteriores (también en los siguientes) los guardias civiles hacían sus pe-riódicos ejercicios de tiro en la zona del Parador, y en 1927 la Corporación ha decidido una vez más (antes de agosto) construirles las nuevas dependencias, al tiempo que en septiembre se le reclama desde el cuartel su blanqueo, comprometido al menos desde abril por aquélla con el ahora dueño de la finca, Baltasar Otero Blanco (de San Adrián del Valle). En julio de 1928 la Comisión Municipal Permanente da de baja el teléfono del puesto por haberse agotado la consignación presupuestaria para ello, que ha de cubrir cuantos suministros y racionados mensuales desde el Ayuntamiento se le hacen, según relación que con la misma periodicidad se remite al Comisariado de Guerra (en 1932
el Consistorio daba cuenta a la Intervención Divisionaria de La Coruña de lo abastecido mensual-mente al cuartel).
A mediados de septiembre de 1933 el alférez de la Guardia Civil de la línea de La Bañeza subscribe un oficio según el cual se halla instruyendo expediente para mejorar el alojamiento de la fuerza a su cargo establecida en la ciudad, por haber sido declarada inhabitable la casa-cuartel y negarse el dueño del inmueble a realizar las obras de mejora, y pregunta si el Ayuntamiento está dispuesto a construir un nuevo edificio destinado a acogerlos o a facilitarles uno en condiciones de habitabilidad; a aumentar el importe del alquiler que abona, y en qué cuantía, en otro caso; o se compromete a mantener el mismo que ya viene costeando, todo ello como base para el concurso que si procede ha de abrirse para la provisión de residencia de la citada fuerza, y acuerda por unanimidad el Consistorio seguir sufragando la misma cantidad por alquiler, después de apuntar el alcalde, Juan Espeso González, la necesidad de construir un cuartel de nueva planta, a lo que se opone la minoría socialista. Se anunciaba al poco (al comenzar octubre) en un periódico de la provincia el arriendo de un edificio para acuartelamiento del puesto de la Guardia Civil de La Bañeza, por tiem-po indeterminado y precio de 2.500 pesetas anuales.


Guardia civil de Caballería
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A la mitad de abril de 1934 quedaban suspendidas las órdenes cursadas para el traslado de la benemérita fuerza asentada en la ciudad, pero lo eran con la condición de que se construya de nueva planta o se le facilite adecuado alojamiento, por el vecindario, el Ayuntamiento, o entidades particu-lares, una de las cuales, la Patronal Bañezana, decidía acometer la construcción de un nuevo cuartel con la colaboración de los vecinos y la de otras que se le sumaran, pretendiendo retomar para su ejecución “a la mayor brevedad y valiéndose del proyecto de entonces con las modificaciones que aconsejen las circunstancias y necesidades actuales” el viejo acuerdo de 1911 por una comisión que, además de haberse desplazado a León y conseguir de los mandos provinciales de la Benemérita retractarse de la ya decidida supresión de aquel puesto, recogió firmas de un numeroso grupo de vecinos (219 suscribieron la solicitud) para reclamar “la construcción de una casa-cuartel que reúna
condiciones siquiera medianamente buenas, como la tienen otros pueblos de inferior categoría” (Veguellina cuenta con una nueva y confortable que avergüenza a la casona vieja y destartalada de nuestra ciudad, se decía), alarmados por no disponer el Ayuntamiento de presupuesto para edificar nuevos locales para tal destino y por la posibilidad de que ante las notables deficiencias de higiene y habitabilidad que el edificio alquilado en el que entonces se aloja presentaba pudiese ser trasladada la fuerza a otra localidad, “con grave menoscabo para la tranquilidad pública de esta ciudad y su comarca”, y considerando además que con ella “el problema del paro que parece iniciarse entre nuestros obreros podría encontrar una pronta y por algún tiempo definitiva solución, dándoles traba-jo remunerado y eficaz”, mientras el propietario del inmueble pide que se le libre, pues lo necesita para instalar en él su negocio de vinos, y se formula un nuevo proyecto por el ingeniero militar ba-ñezano Fernando López Fernández (que obsequió gratuitamente a su ciudad, y cuya memoria des-criptiva firma el 3 de diciembre de 1934 desde Guadalajara), de cuya materialización se va a ocupar el contratista Constantino González Prieto.
Se constituye entonces una Agrupación de Vecinos que de nuevo acopia suscripciones, con el impulso ahora de la entidad bañezana La Patronal y desde la comisión vecinal que la representa (la presidía en septiembre de 1934 el abogado Gaspar Julio Pérez Alonso, y en diciembre de 1935 el propietario César Seoanez Romero), y transcurre el año, y el siguiente, en reuniones de la Corpora-ción y su alcalde entonces, Julio Fernández de la Poza, con los representantes vecinales; en visitas a solares municipales aptos para el asiento del cuartel (se consideró una parcela comunal en la carre-tera de Villalís); y en interesar en Madrid en que éste se construya a los ministerios y organismos competentes: a diputados leoneses como Félix Gordón Ordás, Antonio Álvarez Robles (notario en Palencia) y el clérigo Pedro Martínez Juárez; al militar bañezano Herminio Fernández de la Poza; a la Junta Nacional de Defensa contra el Paro; al Gobernador General de Asturias (del que depende entonces la Guardia Civil desplegada en la ciudad), y al Inspector General del benemérito Cuerpo, que señala “la conveniencia de dotarlo de alguna torreta o tambores para la defensa en caso de ata-que” (prevención sin duda relacionada con los numerosos asaltos sufridos por cuarteles en la recien-te insurrección asturiana y en las varias de los años anteriores). Mientras aquellas gestiones avanza-ban, el viejo cuartel (en un triste anticipo de lo que volvería a ocurrir después de julio de 1936) fue testigo de apaleamientos y otras torturas infligidas precisamente a algunos de los obreros implica-dos en la revuelta asturiana de octubre antes de ser arrojados a poblar el también ruinoso y atestado Depósito Municipal de Presos y Detenidos de la ciudad, como recogió Gordón Ordás ante la opi-nión pública y el presidente de la República en sus denuncias de diciembre de 1934 y enero del año siguiente.
Ya en 1935 La Patronal, desde su sede en la calle de Pérez Crespo, urge al Ayuntamiento la inmediata construcción de la casa-cuartel para alojar a los efectivos del puesto bañezano (depen-diente de la Tercera Compañía encabezada por el de Valencia de Don Juan, y uno de los doce cabe-ceras de línea del que dependen a su vez otros cercanos –los de Destriana, Santa María del Páramo, Alija de los Melones, Nogarejas y Truchas-, parte de los 51 de la Comandancia de León desplega-dos en tres Compañías por toda la provincia) o que le facilite edificarlo a sus expensas en el solar de la Huerta de los Quiñones -desamortizada antaño- que meses antes, en abril de 1934, había entrega-do al Consistorio, para la construcción de la Plaza del Ganado, José Marcos de Segovia, su dueño por herencia de su tío José Latas (a cambio de 90.000 pesetas pagaderas por el Ayuntamiento en dos plazos anuales), y que la Corporación ahora a su mando decidiera destinar para ello al finalizar aquel año como aporte municipal a las suscripciones populares que entonces se avivan (animadas tras el reconocimiento que en todas partes, y también en la ciudad, se había hecho a las fuerzas que sofocaron la revuelta del pasado octubre) hasta alcanzar a la mitad de lo que el proyecto señalaba como su coste. En 1936 se produce por falta de dinero un pequeño paréntesis en los trabajos, iniciados a mediados de 1935, y producida la sublevación militar del 18 de julio crece en muy alto grado la voluntad de rematar la construcción, y también las aportaciones dinerarias para continuar la obra (con cinco mil pesetas contribuye en noviembre la Azucarera de La Bañeza, aunque a algunos suscriptores habría de insistírseles para que completaran las cuotas comprometidas) que se inaugurará por fin el 27 de mayo de 1937.
La atención facultativa y farmacéutica de los guardias civiles (y de los carabineros) y sus familias estaba a cargo de la Junta administrativa de la mancomunidad de municipios de la demarcación a la que da servicio el cuartel, en parte proporcional a la población de cada uno de los que la componen, y así, en octubre de aquel mismo año 1937, el médico de la Asistencia Pública Domiciliaria del Ayuntamiento de La Bañeza, Manuel Marqués Pérez, le reclama las cantidades que por tal concepto se le adeudan. No había prosperado la propuesta de agosto de 1931 de Santa María del Páramo, que La Bañeza secunda (lo mismo que Carrizo), de que se les eximiera de aquel canon, y así se recogía el 30 de septiembre en La Medicina canaria, revista técnica y de intereses profesionales.
A la altura de 1955 desde el Consistorio bañezano se solicita a la Comandancia General de la Guardia Civil que fije una renta anual de alquiler de la casa-cuartel con la que aquél pueda afrontar los gastos de su reparación y mantenimiento, que aún corren de su cuenta. En 1957 acuerdan abonarle 14.000 pesetas por tal renta desde 1950, que han de reclamar en 1966 por no haber sido aún pagadas desde entonces.


Efectivos del Puesto de la Guardia Civil de La Bañeza a finales de 1934: Primera fila (sentados de izda. a dcha).- Mauricio Villar Zarza. Pedro Lagarejo Villar, cabo. Tomás Pérez Renedo, teniente comandante del Puesto. Aureliano Co-breros Pérez, cabo. Avelino Torres Martín. Segunda fila (de pie de izda. a dcha.).- José Ríos Vicente. Florián Cordero Juárez. Dionisio García del Buey. Jesús Núñez Flórez. Olegario Ferrero Barrio. Francisco Martínez Barrios. Nemesio Alonso Villar. Florencio Villastrigo Cadenas.

93.-Una panorámica de La Bañeza en 1919.-

En 1919, en sus Apuntes para la historia del Partido bañezano, señala el autor Manuel Fernández y Fernández Núñez, abogado y profesor entonces en la Universidad Libre de El Escorial (en agosto de 1924 sería nombrado por el Directorio militar gobernador civil de Lérida), la persistencia de las inundaciones causadas por el Órbigo en los pueblos de su ribera, encharcados en el invierno por las lluvias y en el verano por los riegos. Del tortuoso río Tuerto derivan algunas acequias y molinos, y hubo sobre él y cerca de su desembocadura en el primero un batán y aceñas construidas hacia 1845.
Por lo que respecta a La Bañeza, su monte encinar pertenecía al común hasta fines del siglo XIX, y es ahora propiedad de varios particulares que en su suelo roturado alzaron hermosas quintas. En su arbolado se realizaron antaño numerosas cortas, de inmediato repuestas por la Corporación municipal, para ayudar al pago de las contribuciones extraordinarias exigidas durante la última guerra civil de la carlistada librada en aquel siglo. El arroyo Fontorio, originado en los manantiales de Villalís de la Valduerna y de excelente agua potable, pierde sus aguas en el Jamuz, cerca de Santa Elena, sin que la pretensión estudiada alguna vez por el Ayuntamiento de aprovecharla conduciéndola a la población llegara nunca a materializarse. Sembraban ya con máquina algunos labradores, y las vías pecuarias aún se mantenían útiles y activas, y así, a finales de abril de 1918 se interesaba a la alcaldía bañezana desde la Asociación General de Ganaderos del Reino el cumplimiento del Reglamento de 1893 sobre “el deslinde y amojonamiento de dichas vías desde Sacaojos a Jiménez de Jamuz”.
Existían cinco fábricas de curtidos al iniciarse el siglo XX, y con ellas y otras tantas de tinte, una de teja y ladrillo, una alfarería, un batán y varios molinos de trigo y linaza sobre la acequia del Tuerto cimentó el lugar las bases de su comercio, prosperidad y riqueza. A ellas contribuía el paso en los meses de verano de los gallegos segadores de camino y de vuelta a las faenas agrícolas por los pueblos de Castilla, que se proveían aquí de lo necesario para su viaje y de lo preciso en sus hogares en los meses del invierno, y para los que ya desde 1898 la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España había dispuesto desde febrero a septiembre un billete de tercera clase reducido para grupos de cinco jornaleros por lo menos que se despachaba en las estaciones de Galicia y Asturias para las de Castilla la Nueva y la Vieja.
Actualmente abren al público 18 establecimientos comerciales, entre los que once venden telas, cinco productos ferreteros e industriales, y tres mercaderías coloniales. Hay además de las industrias señaladas, fábricas de cera y de harinas, serrerías de madera e innumerables talleres de construcciones mecánicas, almacenes de abonos químicos, imprentas, tahonas, casas de muebles, manufacturas de chocolate, cuatro confiterías, y otras realizaciones de parecidas utilidad e importancia, de las cuales y del peso mercantil de La Bañeza ilustran los datos de la correspondencia telegráfica y postal y los libros de tráfico de su estación férrea (la tercera o cuarta en importancia de la línea Astorga-Plasencia que explota la Compañía de Ferrocarriles del Oeste, declarada de Primera clase en 1926), que acusan más de 20.000 llegadas y 18.000 salidas (sin contar las que arriban o se expiden por la estación de Veguellina de Órbigo, hasta la cual y desde La Bañeza había solicitado un par de años antes un vecino de Vivero, en Lugo, autorización para establecer un servicio de transporte de viajeros y mercancías), y de su ingente movimiento da cuenta la ampliación habida en sus
muelles de carga, incapaces ya de contenerlo, todos ocupados por carros, cargados unos de toneles de resina de los pinares de Nogarejas, de remolacha otros, algunos de cacharros de Jiménez, o esperando turno muchos para cargarlos de abono mineral, y la existencia en la ciudad de al menos dos fondas (Hotel Aurora y Hotel Comercio) con servicio regular de carruajes que acercan y trasladan a sus huéspedes a aquella desde sus instalaciones de hospedaje.
Además de las ocupaciones que todo ello genera hay otras ejercidas por los numerosos bañezanos titulados: 14 abogados, 5 procuradores de los tribunales, 4 farmacéuticos, varios militares, 6 licenciados en medicina y gran número en diversas carreras literarias y científicas, y un crecido contingente de estudiantes. La positiva cultura y la ilustración de la ciudad alumbran frecuentes actividades artísticas y veladas literarias y la proliferación de numerosa prensa local, en la que vienen publicando una nutrida nómina de activos intelectuales comprometidos con las inquietudes de su tiempo, algunos de los cuales colaboran también en rotativos y publicaciones de alcance nacional. Además de los muchos que firmaban o habían firmado sus artículos aquellos años en los semanarios bañezanos La Crónica, el inicial El Adelanto, El Bañezano, El Jaleo (mensual), El Pueblo (bisemanal), La Voz Bañezana, o Brisas, estos son los nombres de varios de los otros: Rogelio Álvarez, Vicente Fernández Alonso (colaborador también en Madrid Cómico, Blanco y Negro, y en algunos otros periódicos de la Corte), Menas Alonso Fresno y su hijo Menas Alonso Llamas (colaborador de El País), los hermanos Alonso Marcos (José, Ramón y Felipe), los hermanos Fernández y Fernández Núñez (el propio Manuel, José, Alberto, Enrique y Ernesto), Toribio de Lera Ramírez, Evaristo Serrano Rosales, Juan Santos Romero, Francisco Alonso, Félix Cardillo Puerta, Baltasar Otero Blanco, Francisco Freire, Baltasar García Arista, Francisco Baeza Romero, Alberto Fernández de la Poza y muchos más. Era alcalde en 1919 el médico Martiniano Pérez Arias (desde 1918), y lo fue hasta el 10 de diciembre en que lo sustituyó el militar retirado Ildefonso Abastas Prieto merced a la favorable resolución entonces del recurso que sobre la incapacidad de aquél para ejercer los cargos de alcalde y de concejal habían interpuesto cinco regidores el 25 de abril del mismo año.

El Hospital de la Vera Cruz (refundidos en 1583 en éste los de Santa Catalina y de los Clérigos de la Piedad y agregado en 1631 el del Carmen que fundara Juan de Mansilla) es entonces el único establecimiento benéfico en activo, después de que, ruinoso en 1897, se demoliera y reedificara el pabellón del mediodía gracias en parte a la donación hecha para ello a la Corporación por la regente María Cristina, que permitió levantar dos salones para enfermos, locales para escuelas y habitaciones residencia de las Hermanas de la Caridad que lo ocuparon algunos años. Una nueva galería y pabellón acababa de ser edificada gracias al legado establecido en 1900 por Gabriel Fernández Cadórniga a su fallecimiento. En 1926 se pretendía que volvieran las monjas a su sede, y se recordaba que lo habían regido años atrás siete Siervas de María, sostenidas dos por los fondos del Hospital, otras dos a cargo de suscripciones de familias que gozaban de su asistencia domiciliaria cuando la precisaban, dos más a cuenta de la enseñanza de pago que impartían, y la última mantenida por el obispado.
Toda la ciudad produce entonces una impresión inmejorable por sus anchas y empedradas calles, por su intenso y brillante alumbrado público, y por la relativa modernidad de sus construcciones, y en la Casa Consistorial se hallan entonces instalados los servicios de Teléfonos y Telégrafos, la Administración de Consumos, y la Oficina del Cuerpo de Seguridad, institución militar armada y uniformada cuya misión era mantener la tranquilidad pública y la observancia de las leyes en el interior de las poblaciones, procedente aún de la creación en 1877 de la Policía Gubernativa y Judicial por Francisco Romero Robledo, entonces ministro de la Gobernación, y diputado por el distrito electoral bañezano en tantas ocasiones. Existían fuerzas de Seguridad en La Bañeza al menos desde mayo de 1915, cuando “el día 15 el Jefe comandante del puesto y los guardias a sus órdenes detenían a seis puntos filipinos expendedores de moneda falsa” (en los primeros días de febrero de 1916 dispone el gobernador civil que aquéllas fuerzas y las de Astorga y Villafranca se incorporen a León). En 1923 cuenta La Bañeza con uno de los cuatro centros telefónicos explotados por el Estado en la provincia, que da servicio a 99 abonados (142 existen en Astorga, y 93 en Ponferrada).
Ya en enero de 1906 el gobernador civil de León, Antonio Cembrano, había emitido una circular instando a los alcaldes y a los comandantes de los puestos de la Guardia Civil a que por todos los medios a su alcance impidan que se juegue a “los prohibidos”, lo mismo en épocas normales que en días de feria, y en La Bañeza el jefe del Destacamento de Seguridad y la Benemérita recibían a fina-les de enero de 1919 órdenes del Gobierno Civil de evitar tales juegos, imponiéndose en septiembre desde el mismo multa de 500 pesetas a Maximino

Mapa de la provincia de León en 1870, dedicado al Ilmo. Sr. D. Gabriel Fernández de Cadórniga
Ruiz García, representante del Café de la viuda de Modesto Ruiz García, por la práctica de ellos en su establecimiento, y se le ocupan las barajas. A mitad de julio de aquel año se trasladaba a los integrantes de la primera de aquella fuerza pública por mandato del Director General de Orden Público, lo que motivó que desde la alcaldía bañezana se solicitara su regreso.

92.-La reposición del consistorio bañezano electo en 1931.-

Una imagen de La Bañeza de aquellos tiempos.

Transcurridas las elecciones del 16 de febrero con el triunfo del Frente Popular,
en La Bañeza, a las doce horas del día 21, viernes, bajo la presidencia del alcalde Julio Fernández de la Poza se reúne la corporación municipal en sesión extraordinaria convocada para reponer al ayuntamiento destituido en octubre de 1934 en virtud de órdenes recibidas del gobernador civil de la provincia, asistiendo Ceferino Martín Martín, Conrado Blanco León, Gumersindo Fernández Astorga, José Perandones Cabo, Tomás Pérez Benito, y Servando Juárez Prieto, además de los concejales de elección popular que constituían el consistorio a reintegrar: Ángel González González, Isaac Nistal Blanco, Narciso Asensio Asensio, Liberto Díez Pardo, Porfirio González Manjarín, José Santos Pérez, Toribio González Prieto, y David González Moratinos, no asistiendo por ausencia justificada Luís Domínguez García, Severino Hernández Canelas, Juan Espeso González, Manuel Martín Martín, y Joaquín Lombó Pollán.
Se dio lectura a la comunicación del gobernador civil (remitida el día 20 y recibida el 21), que literalmente dice: “El Sr. Ministro de la Gobernación en telegrama circular me dice lo siguiente: En Consejo de Ministros celebrado hoy se ha acordado la inmediata reposición de todos los ayuntamientos que en su totalidad o en parte se hallen actualmente en suspenso gubernativo y lo participo a V.E. para que proceda inmediatamente a la reposición de los de esa provincia que se encuentren en ese caso. Lo que participo a V. para su conocimiento y a fin de que proceda a reponer a ese ayuntamiento en la forma ordenada si se encuentra en las circunstancias a que la orden ministerial hace referencia. León, 20 de febrero de 1936. El Gobernador Civil Luís Pardo Argüello. Señor alcalde del ayunta-miento de La Bañeza”.

Efecto de tal mandato, se repone el ayuntamiento republicano-socialista de elección popular del 31 de mayo de 1931 a todos los efectos legales, tomando posesión de sus cargos quienes lo constituían antes de su sustitución, y como no está presente Juan Espeso González (alcalde en la fecha de la suspensión), se posesiona del suyo de primer teniente de alcalde y de presidente del acto Ángel González González, “quien recibe quieta y pacíficamente las insignias de su cargo”.
El concejal Toribio González Prieto pide en aquel pleno que conste en acta un voto de agradecimiento a la Gestora que cesa, y en especial a su presidente por el alto ejemplo de democracia que han dado en su eficaz actuación. Manifiesta por su parte Ceferino Martín Martín, ahora susti-tuido, que al ser la quinta vez que ha ocupado estos puestos, a pesar de ser esta la única en que lo hizo sin ser por elección popular, se marcha satisfecho de la armonía y el trabajo que ha existido entre todos, agradeciendo al pueblo su ayuda, y añade que el alto ejemplo dado por esta Gestora de continuar la obra que encontró iniciada al sustituir al ayuntamiento hoy repuesto debe ser seguido para hacer un pueblo grande, que es lo que a todos interesa. Abunda el también cesado Servando Juárez Prieto en la gratitud de la Gestora separada por la confianza que el pueblo le ha prestado y en que espera que esta corporación vendrá animada de continuar la labor iniciada, porque ello repercutirá en beneficio de todos. En la labor que ha de desarrollar este ayuntamiento dice confiar Ángel González, por ser el que tiene la confianza del pueblo, ya que el pueblo fue el que lo eligió y es el pueblo el que de nuevo lo trae, esperando que todos ayuden a que su gestión sea eficaz, tras lo que se acuerda realizar las sesiones ordinarias los lunes en primera convocatoria y los miércoles en segunda, a las siete de la tarde. “Numeroso público acompañó después hasta su casa al alcalde cesado, Julio Fernández de la Poza (noticiaría al día siguiente El Adelanto), lo cual demuestra las grandes simpatías de que gozaba” aquel bañezano emprendedor que ya con unos once años se desplazara a Londres para estudiar allí comercio y fundar aquí después un novedoso negocio de reclamos, que visitaba ferias internacionales como la de Frankfurt, y que hablaba con soltura francés, alemán e inglés, idioma este que practicaba en sus frecuentes charlas con el británico don Eduardo Turrall, el obispo (o pastor) protestante responsable de la capilla evangélica de Jiménez de Jamuz.
A la mitad de septiembre de 1935 había regresado de su viaje por España y el extranjero el alcalde Julio Fernández de la Poza, que en unos días se haría de nuevo cargo de la alcaldía, y a quien el día 18 solicitaban los boticarios fueran provistas las plazas de inspectores farmacéuticos municipales correspondientes al ayuntamiento bañezano. En el pleno del día 25 de aquel mes, que ya presidiría, se acordaba anunciar vacante el cargo de Agente ejecutivo “necesario a la corporación para la cobranza de los impuestos y otros ingresos que no se recaudan en el periodo voluntario”, y también “adquirir una docena de cestas de alambre para ser colocadas en la vía pública (a la casa Riviere y Compañía, de Barcelona, primero media docena a modo de ensayo), para que en ellas puedan depositarse mondas, papeles y otros efectos que se arrojan en el pavimento de las calles, donde tan mal efecto producen, dándoles un aspecto grosero y sucio”. Cuando se coloque aquella “ornamentación moderna de ciudades cultas, atavío industrioso, cestitas de alambre que penden acá y acullá de los postes escogidos cual nido de jilgueros pendientes de la enramada”, se dirá en El Adelanto del 7 de diciembre que “el señor alcalde es muy fino, y que va a Londres muchas veces”, y que se canta la copla que señala que “Bañeza ya no es Bañeza / que es un segundo Madrid / ¿Quién no ha visto en La Bañeza / las cestas del papelín / que mandó el señor alcalde / colocar aquí y allí?…”.

Volviendo a febrero de 1936, a la sesión municipal del día 26 asisten todos los concejales bañezanos menos Manuel Martín Martín. Preside Ángel González como primer teniente de alcalde, que da cuenta de que Juan Espeso González no tomó posesión de la alcaldía fundándose en las ra-zones que expone en el escrito que subscribe, y al que se da lectura, que termina suplicando, “1º, considerarle incorporado a este ayuntamiento como concejal; 2º, estimar por su parte declinado el honor y el cargo de alcalde presidente, y 3º, considerar vacante el cargo y acordar proceder a su provisión en la forma que la Ley dispone”. Se acuerda por unanimidad conforme a dicha súplica, y considerando vacante la alcaldía se procede a la designación de la persona que ha de ocuparla, me-diante votación secreta y por papeletas con el resultado de 9 votos a Joaquín Lombó Pollán y 1
para Ángel González, tomando el primero posesión de su cargo quieta y pacíficamente y recibiendo las insignias del mismo, manifestando su sorpresa por la designación, por la que da las gracias a sus compañeros concejales, y dirigiendo un saludo al pueblo bañezano, al que hace constar que “él será alcalde para todos”. Como Lombó Pollán ostentaba el cargo de síndico de la corporación, que queda ahora vacío, se elige a quien ha de sustituirle, Porfirio González Manjarín, con 6 votos, y se decide reorganizar las comisiones municipales, para una mayor eficacia de las mismas, y designar al con-cejal González Prieto para que en el Consejo local de Primera Enseñanza vuelva a representar al

Desayuno con…reciclar o reciclarse‏

Félix Asenseio

En estos tiempos que corren, nadie parece cuestionar la necesidad de reciclar y con ello contribuir al equilibrio y mantenimiento del medio ambiente. Cuestión aparte es el cómo, quién y cuánto. Si nos remontamos a principios de los setenta y escarbamos en nuestra memoria, lo ya madurit@s, podríamos constatar la abismal diferencia en nuestros hábitos de consumo y generación de basura, con el pasado reciente y el momento actual. Concurrían entonces varias cuestiones que de forma natural facilitaban el reciclaje y el cuidado de la naturaleza. La situación económica de una sociedad a la que no le sobraba nada y en la que tirar algo era casi un sacrilegio. La escasez de recursos agudizaba el ingenio de nuestras madres y abuelas, para sacarle provecho a todo lo que pareciera sobrar. Cuando ésto ocurría, rara vez, siempre estaba el eslabón siguiente de la cadena, los animales domésticos, para dar buena cuenta de lo que ya no resultara aprovechable. Algo similar ocurría con los útiles del hogar, ropa o mobiliario. El herman@ mayor estrenaba, pocas veces, y los siguientes aprovechando lo que se iba quedando pequeño. A quién se le podía ocurrir en esa época la locura de tirar un colchón o un mueble a los pocos años de comprarlos?
Transcurría el año 1.973 cuando los franceses, siempre los gabachos, volvieron a invadir nuestro país. Esta vez sin fusiles, cañones o espadas, ni siquiera la bendita Ilustración que tanto bien hubiera producido en la oscuridad de la España de principio del siglo XIX.  Ahora lo hacían con un arma más poderosa, el dinero. Con él y la connivencia no exenta de corruptelas de nuestros mandatarios municipales, se implantan en el Prat de Llobregat, para a los pocos años extenderse por todo el territorio peninsular. En aquellos momentos aún gobernaba el eterno Caudillo, bueno él y sus secuaces. La corrupción no tiene época ni color ni modelo político.
Con el modelo de distribución alimentaria al que llamaban moderna, se inició una auténtica revolución en los procesos de producción y especialmente en nuestra industria agroalimentaria. También en los modelos de compra de los consumidores. Citare a modo anecdótico una situación que viví en primera persona: Año 1989, en un hipermercado en Ferrol. Habían organizado una recepción especial, prensa incluida, para recibir a una paisana de una de las aldeas próximas a la que en los últimos 30 años nadie había conseguido sacarla de su aldea. Allí estaba ella, pañuelo negro a la cabeza, enjuta y ligeramente encorvada, con sus zapatillas negras con pompa en el empeine, sorprendida por lo que veía. Habíamos pasado del humilde y recio serillo que tan lozanamente portaban nuestras madres camino del mercado de los de verdad, los de entonces, a las abominables bolsas de plástico. De aprovisionarnos en la tienda de ultramarinos, carnicería, frutería o pescadería de confianza a hacerlo entre muros de colores con falsos atractivos que nos confundían hasta hacernos llenar los carros de productos que no precisábamos y con ello de plástico, cartón, papel o las indestructibles bandejas de porexpan.
Las industrias tuvieron que adaptarse de forma precipitada, forzadas por el nuevoimperio, a modificar sus presentaciones a formatos de PLS-productos libre servicio, era la modernidad. Así una humilde mortadela, un sabroso chorizo, un noble jamón serrano o un excelso ibérico, habían de ser dotados de un traje de plástico y otros disfraces, para hacerlo compatible con los intereses de los dominadores del mercado. Lo que muchos consumidores quizá desconocen es que en un sobre-bandeja de producto loncheado de 200 gr., el PVP del producto incluye un coste entre un 40% y un 50% de materiales y proceso. Pero al margen de lo económico, allá cada cual con su tesorería, con la compra de estos formatos estamos colaborando de forma pasiva, pero colaborando al fin, con el incremento casi exponencial de residuos de plástico, papel o cartón, gases alimentarios para ampliar artificialmente la vida de los productos, y no en beneficio del propio producto o el consumidor final, sino por la propia conveniencia de estos mausoleos del consumo irresponsable. Esta reflexión podríamos aplicarla a cualquier otra gama de productos, droguería, bazar, aseo personal, y un largo etc. Para los que aún nos afeitamos, además del brutal coste que supone un blíster de las cuchillas que no nombraré, necesitamos las tijeras de podar para abrir el bunker y las diferentes capas de plástico, más plástico, papel hasta llegar a una especie de cuchillas que no se reciclan. Me viene a la memoria aquellas cajitas de cuchillas de Palmera, MADE IN SPAIN,económicas, duraderas y de acuerdo a veces nos cortábamos, pero servían para casi todo.
La venta a granel se extinguió, la reutilización natural del vidrio de las botellas finalizó, no era operativo para los nuevos invasores y los nativos que les imitarían más tarde. Poco a poco y de nuevo con la inacción cómplice e irresponsable de nuestros mandatarios, las tiendas tradicionales fueron languideciendo, sin relevo generacional, hasta el cierre. Con ello también fueron pereciendo los centros de nuestras ciudades, quedando vacíos de actividad y de población nativa y contribuyendo con ello a la aparición de graves problemas sociales en gran parte de las ciudades. Hace un par de años apareció en Alemania, un nuevo modelo de comercialización basado en la venta a granel, con seguridad alimentaria, en el que el consumidor aporta su propio envase, adquiere la cantidad que necesita, ahorra dinero, dinamiza los productores de proximidad, genera actividad local y sobre todo contribuye a la disminución de basuras difíciles, costosas de tratar y que dañan nuestro medio ambiente y el de nuestros hijos, nietos y demás seres vivos que nos rodean.
Parece razonable pensar que la mejor forma de reciclar y casi la única es generar menos residuos. Siendo esto así, ¿dónde están las medidas de nuestros gobernantes, locales, regionales, autonómicos o nacionales, para potenciar iniciativas orientadas a conseguir evitar la generación de residuos? Ayudando a jóvenes o no tan jóvenes que, concienciados con este problema, quieran emprender la aventura ya iniciada en Alemania, estaremos ayudando a la sociedad y al medio ambiente. Pero también los consumidores somos corresponsables de esta lacra. Es hora de reciclarse y variar los hábitos de consumo que nos han traído hasta aquí. De nosotros depende en buena forma, que, por ejemplo, vuelva a aparecer en nuestra realidad, más allá del recuerdo, la imagen de aquellos baños de verano en nuestros ríos de cabecera, el Duerna, el Órbigo o en nuestra añorada playa fluvial de la corneta, tropezón o puente Paulón, cuando aún las aguas de sus cauces eran limpias… buenos días
PLAYA FLUVIAL CORNETA (2)