viernes, 4 de noviembre de 2016

Bernardo Bécares Hernández


José Cruz Cabo
A principios del año 1950, comencé a conocer al procurador Don Bernardo Bécares Hernández, en la entonces Cafetería La Marina, hoy Reloj, que llevaba el popular y famoso Kaluche, no el actual, Cuando en los años sesenta comenzó la televisión, recuerdo que le gustaban mucho dos cosas, los partidos de fútbol y los toros, ya que alguna vez participó en las capeas de las fiestas patronales. Con él aprendí muchas cosas y su conversación era siempre amena y salpicada de frases humorísticas. Comenzaba la distensión nacional con la hoy copa de Europa, y el Madrid ya salía al estranjero, incluido el Telón de acero y también la selección Nacional comenzaba a participar en partidos amistosos o de campeonato. Si estaba viendo un partido entre un equipo español, fuera el Madrid o la selección, y otro inglés, cuando los ingleses hacian una falta siempre soltaba esta frase: “Estos hijos de la Gran... Bretaña”. Recuerdo un día que se estaba hablando de almorranas y Bernardo soltó. “No me hables de almorranas, pues yo las tengo, externas, internas y medio pensionistas, como las chicas que estudian en las monjas”, Entonbces las Hermanas Carmelitas en su Colegio tenñian a niñas o jovencitas que eran de los pueblos y unas estaban internas, otras estaban en pensiones en la ciudad y otras solo iban a clase normal.
Recuerdo que siendo Luis Carnicero Alba presidente de La Bañeza Futbol Club y Bernardo estaba en la directiva, sería por el año 1966, cuando yo había comenzado con mi corresponsalía de la entonces “Radio Popular de Astorga, hoy Cope Astorga”, tuvimos que ir a realizar una entrevista a la emisora para que saliera en directo y Bernardo tenía como chofer oficial a Foetunato Aparicio, padre, llamado Tato. Las carreteras de entonces eran parte de brea y parte de tierra, aunque la carretera era la misma que hoy la Nacional VI. Cuando habíamos pasado Toral, ya en la recta que lleva a Riego, de repente se nos plantó un cartón en el parabrisas del coche y Tato tuvo que frenar, con el correspondiente susto, pues no sabiamos lo que era hasta que Luis se bajó del coche y quitó el cartón.
“Por esta mierda paras el coche Tato, pues vaya un susto que hemos llevado, pero lo bueno que tiene el ir contigo es que siempre consigues sorprenderme”. También fue concejal varios años del ayuntamiento y sobre todo era una persona trasnochadora. Hay una anecdota que se contaba, que una mañana estaban Felipe Perez, Bernardo Bécares y Pernas, paseando a las siete de la mañana por los soportales de la plaza mayor, donde está la Confitería de Imperiales Alonso y en esto pasó Don Francisco Viloria, que iba a decir la misa a la iglesia de Santa Maria y al cruzarse Don Francisco les dijo “Buenos dias” y los tres a duo contestaron. “Buenas Noches”, todavía no se habian ido a dormir.
Bernardo tuvo cuatro hijos, pero como en aquellos tiempos había que estar casado para evitar ir a la carcel por amancebamiento o bigamia, tuvo que esperar a la ley del divorcio para poder darle su apellido a los hijos que tuvo con su segunda esposa, que ya casi fue cuando estaba cerca de morir.
Pero la verdad es que fue un hombre que trabajó por la ciudad que le vio nacer, a través tanto de su profesión de procurador, como concejal de nuestro ayuntamiento y sobre todo en sociedad era un hombre amable, simpático y con salidas en la conversación que te hacian reir con ganas.

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