martes, 1 de agosto de 2017

Cosas de antaño


José Cruz Cabo
En los años 30 y 40 y algunos de los 50, La Bañeza no tenia aguas corrientes en las casas y las personas que podían tenían una persona que todas las noches, les recogía los desechos humanos o cocinados y los llevaban para el río o para otros sitios donde hubiera hierba o tierra.
Yo conocí en los años cuarenta la casa de unas personas ricas, donde tenían un Water de madera, muy bien labrado, pero debajo había un valde que por las noches llegaban a recogerlo los que se dedicaban a ello por unas pocas y miserables pesetas.
Uno de los dichos de la época que fueron famosos porque había acabado la guerra civil y un barrendero, que se levantaba a las cinco de la mañana, fuera invierno o verano, apodado Camuñas, una de las buenas personas de la ciudad, aunque su oficio entonces estuviera devaluado. que en pleno invierno, a eso de las nueve de la mañana, ya muerto de frío, entraba en la tasca de Felipe Román, que tenía estufa de serrín, se acercaba a ella y decía “Cuando vengan los míos” durante varios días, hasta que el bueno de Felipe, le preguntó: “Quienes son los tuyos” y  Carralejo le contestó: “ya lo debías de saber, cuales son: Junio, Julio y Agosto, que no paso frío y no necesito tu estufa”.
El Señor Sierra, que fue maestro de mi maestro Luis Cadenas, nos decía en verano “Con estos calores que hacen, se derriten los gorriones y hasta las personas se fríen como tostones” y si era invierno, nos decía “En estas mañanas frias, los amigos verdaderos, ni se dan los buenos días, ni se quitan el sombrero”
Hay que tener en cuenta que en aquellos años solo se entraba en calor en la cama, porque durante el día si tenias brasero, que era lo que había para calentarse, en cima de no entrar en calor más que por delante te salían sabañones y cabras, porque los braseros de picón solo calentaban por delante y cada poco había que removerlo, que se decía “Hecha una firma al brasero”. Yo solo estuve con calor los 15 meses que pasé en Sevilla del uno de septiembre del 39, al 20 de diciembre del 40. El resto pasé frío hasta que fui a vivir a la calle hoy Conrado Blanco, en el año 60, porque ya comenzaban las estufas de butano y eléctricas.
Así era la vida de los bañezanos de entonces.